Como montaña-rusa

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Dave

No que quiera admitirlo, porque la verdad esperaba... cualquier otra reacción que no fuera acercarse de esa forma, además de estar seguro que fuera a besarme el momento en que lleva su mano a mi cuello, pero es innegable que el tipo me gusta.

Tampoco es que estuviera intentando negarlo...

Su mano se siente tan cálida como su aliento al hablar, que fácilmente podría repetir que sí y aclarar la respuesta anterior.

— No.

Mantengo el mismo volumen que él, buscando su mirada sin llegar a borrar mi sonrisa, incluso bajo el riesgo de que se ofenda y solo se vaya.

— No me gusta ser el último plato...

Tampoco me gusta ser una opción... Pero no es algo que quiera decirle.

Tomando en cuenta que esto no sea más que un coqueteo de su parte, seguramente sería estúpido de mi parte tomarlo más en serio que solo eso.

Tomando en cuenta que la mejor metáfora para describir lo que pasó con Bebe es eso, que fui su postre, no podría aceptar algo así sintiéndome de esta forma.

Como un postre que dejó de importarle cuando llegó algo mejor... O solo un postre de consolación.

Damien

El alivio que llena mi pecho tan pronto como siento el calor de su cuerpo, y el de sus labios, es el mejor consuelo a cualquier malestar que estuviera queriendo surgir.

No sé como es que voy a poder vivir sin él todo el tiempo que esté internado, pero gracias a éste sentimiento que hace a mi corazón acelerarse de golpe, es que yo voy a aguantar cualquier cosa con tal de volver a su lado.

Es difícil creer que me siento más tranquilo al respecto, porque sé bien que no es así, pero al menos tengo la fuerte esperanza de que cuando vuelva a casa voy a encontrarlo allí, y que va a permitirme quedarme a su lado.

No tengo idea de lo que pasaría conmigo si no es así, pero tampoco quiero detenerme a pensarlo. En cambio me dejo llevar con él, dejándome animar con su entusiasmo, y con la idea de disfrutar todo el tiempo que pueda a su lado.

Es por ésto que es sencillo dejarme invadir por la paz que me genera el ambiente, en especial luego de sentarme con él, y escucharlo decirme que es muy feliz conmigo.

Hace que me burbujee el interior, y que me sea imposible contener la sonrisa, aunque siendo sinceros, ni siquiera lo intento.

- También yo Gary...

Me encantaría que lo crea sin dudar al respecto, y sé que si no es el caso es gracias a mis fallos, pero voy a asegurarme de que pueda confiar que es cierto.

Con eso en mente es que cierro un poco más mi agarre sobre su mano, antes de llevar el dorso de ella hasta mis labios.

- Por eso en cuanto vuelva... te prometo que vamos a empezar a organizar todo para nuestra boda, si así lo deseas, claro...

Mike

Por algún absurdo y ridículo motivo estoy dejando que la emoción me domine, al creer que va a acceder, o que siquiera va a responder de la misma forma, aún si lo tomara a broma.

Por eso es que no puedo evitar borrar mi sonrisa cuando de sus labios escapa un suave no, mismo que quiere hacer que mi brazo tire de mi mano para soltarlo.

Si no lo llego a hacer, es porque no termina allí, y me dice que no le gusta ser el último plato.

Me acabo de decir que iba a tomar sus respuestas como me dé la gana, y por eso es que, aunque me dejo decaer por completo, decido preguntar algo más antes de sentir que es un rechazo con todas las de la ley.

Rol SP IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora