𝐓𝐡𝐞 𝐦𝐚𝐭𝐜𝐡

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—¡Hola, tesoro!

—¡Hola! —la voz respondió desde el fondo del pasillo.

    Al instante en el que la puerta se cerró y el apartamento quedó en silencio, comprendí lo que mi chico estaba haciendo. No fue difícil de suponer. Los gritos, los alaridos, las detonaciones y otros efectos de sonido se mezclaban con una animada conversación, varias voces familiares distorsionadas por los altavoces del ordenador. Sin embargo, aquello no iba a truncar mis planes.

    Avancé por el pasillo dejando un rastro de prendas a mi paso. Para cuando alcancé el umbral del dormitorio, donde Jung Kook jugaba en línea con un casco puesto y el otro ligeramente desplazado tras la oreja, yo ya estaba completamente desnudo. Me apoyé contra el quicio de la puerta, observando el atractivo gesto de concentración en su rostro y la sonrisa en sus labios. Un tipo muy sexy que me hacía muy afortunado. Me quedé embelesado con el juego de reflejos que las luces de la pantalla dibujaban en el perfil de su rostro, acariciando mi miembro erecto y mis testículos, que exigían una descarga inmediata. Él seguía jugando demasiado concentrado para advertir mi presencia, conversando y bromeando y gritando de emoción a través del micrófono con el resto de sus amigos.

   Avancé en silencio y apoyé mis manos sobre sus hombros, masajeándole, dándole a entender que podía seguir disfrutando de la partida tranquilamente; él seguía ignorando que estaba desnudo, que mi verga marcaba cada una de sus venas justo detrás de su nuca. Descendí a la altura de su cuello y le besé bajo la oreja que tenía descubierta:

—¿Qué tal la partida? —susurré.

—Nos están dando una paliza —carcajeó.

—Pues sigue disfrutando —le respondí con un beso que le hizo estremecerse entre mis manos.

—Cielo, me desconcentro —murmuró girándose hacia mí para devolverme un beso que se quedó a medio camino, interrumpido por un gesto de sorpresa y unas mejillas enrojecidas.

    Mi única respuesta fue mi dedo índice sobre mis labios, que justo después procedí a morderme con una sonrisa pícara. Me acuclillé tras él. Estaba a mi merced. No existía la pausa y estaba hablando en directo, así que no le quedaba más remedio que seguir defendiendo la línea central y replicar las bromas de sus amigos mientras una de mis manos se deslizaba por debajo de su camiseta y la otra comenzaba a manosear su paquete, que no tardó en reaccionar. Suspiró.

—Silencio, cielo —susurré de nuevo a su oído libre—, nos escuchan.

    Me encantaba acariciar aquella tableta firme que tenía por abdomen y estrujar aquellos pectorales definidos y esponjosos. Su paquete se inflamaba bajo la ropa a causa de mis manoseos y el movimiento de sus manos sobre el teclado comenzó a volverse algo errático. Frunció los labios. Su risa se teñía con cierto nerviosismo y sus respuestas se volvieron más breves y directas, su mirada intentaba mantener toda la atención en el juego pero buena parte de su concentración se estaba desviando en no delatarse ante sus amigos. Deslicé la yema de mi dedo sobre su pezón haciendo que su pecho temblara y pusiera los ojos en blanco durante un instante. Disfruté del gesto de gozo y morbo en su rostro: se mordía el labio inferior y sus ojos saltaban de la pantalla a mí, de mí a la pantalla, sin soltar en ningún instante los controles de aquel juego.

    Mi caricia descendió por su torso. Mis brazos rodeaban su cadera y mis manos se encontraron en su cintura. Desabotoné su vaquero y bajé lentamente la cremallera. El bóxer salto como una tienda de campaña de montaje rápido tan pronto la presión del pantalón cedió, y sentí la tentación de agarrar aquel grueso trozo de carne con fuerza, requiriendo de toda mi voluntad para contenerme y no descubrirnos con algún ruido inoportuno.

𝕷𝖚𝖘𝖙𝖋𝖚𝖑𝖓𝖊𝖘𝖘 ||𝐊𝐨𝐨𝐤𝐕/𝐓𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤||©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora