Todo comenzó con una invitación a su fiesta de cumpleaños y el resto fue fruto de las mas duras casualidades.
Donde Dahyun lleva años en terapia por su trastorno de la personalidad y decide hacer amigos... 𝗦𝗶 𝘀𝘂𝘀 𝘃𝗼𝗰𝗲𝘀 𝗹𝗮 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗻
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Nota de Autora: En la charla con Jihyo, los fragmentos que aparecen en cursiva son sucesos ocurridos en el pasado, las voces de Dahyun estarán subrayadas. TE AMO GOD JIHYO 🛐
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—¿Debería decirle que me gusta?—pregunté totalmente impaciente nada más sentarme.
Nayeon y yo habíamos comenzado una linda amistad, y no es que yo creo que tengo una oportunidad con ella, es que me siento mal ocultando mis sentimientos hacia ella. Me siento como si la estuviera traicionando.
—Espera Dahyun —me frenó Jihyo, realmente estoy agradecida de tenerla en mi vida, es la única persona capaz de entenderme, nunca me juzga y aunque tenga un problema fuera de la hora de la consulta me ayuda —No tan rápido, ya llegaremos ahí más tarde.... Cuéntame lo que pasó esta semana. —Sin contar con el hecho de que es la única capaz de frenarme.
—¿Desde la última sesión? —pregunté para saber si debería añadir lo de Momo.
—Claro.
—Bueno...
—Vamos Dahyun es un simple dibujo de Dooby.
—Solo acércate y dáselo.
Pero tendría que a buscarla en el comedor.
—Lleno de gente
—Gente que te observa desde lo de Jimin
—Jimin, que por cierto vuelve la próxima semana.
Definitivamente no puedo ir al comedor.
—Pues me dirás tú qué es lo que piensas hacer, teniendo en cuenta que es la única forma de entregárselo —dijo Dub Demon apoyándose en el casillero.
¿Qué estás haciendo aquí? Le pregunté alterada mirando a cada lado del pasillo
—Tranquila bestia, recuerda que solo tú puedes verme.
¿Qué haces aquí?
— Una escapada nunca viene mal. Ahí dentro—toco mi frente con su dedo anular —es un completo infierno... Deberías solicitar más horas a la semana con Jihyo.
Dios su tacto se siente tan real.
—Y tanto corazón —me sonrió burlonamente —soy más que real. Que no se te olvide entregar la basura esta —señaló mi papel —a la tarada aquella—señaló a la puerta del comedor. —Así que solo entra en esa pocilga, dí alguna bobería de las tuyas, y vete. Acaba con esta mierda rápido, Chae nos está esperando. Suerte imbécil. —Y nada más decir eso se esfumó.
Armándome de valor caminé hacia la puerta del comedor y la abrí. Sentí como los murmullos de mis compañeros se posaban en mi hombro y daban interminables vueltas alrededor de mi cabeza.
