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Julio, 1976

Un verano diferente para Isabelle Wilson y James Potter. Ese día iba a ser el último que ese azabache este con su gran amor. Iban a pasar su últimas horas, minutos y segundos juntos antes de la partida de la castaña a América.

Ambos estaban recostados y tomados de la mano mirando el decorado techo del azabache. Solo estaban ellos dos en esa inmensa casa. Sirius llevó a Euphemia y Fleamont al teatro, quería que James e Isabelle tengan la casa para ellos dos.

—Extrañaré esta casa. –Isa cerró sus ojos. –Me abrieron sus puertas y me hicieron sentir como si fuera parte de esta familia.

—Leoncita, eres parte de esta familia. Este siempre será tu hogar.

Isabelle se acomodó sobre su brazo para poder tener una mejor visión del azabache.

—Quiero que tengas algo. Un recuerdo mío. –Wilson se levantó de la cama para buscar algo dentro de su bolso. James se sentó y miraba cada paso que hacía esa castaña.

Isabelle al encontrar esa cajita escarlata y dorada, sonrió acercándose lentamente. Al llegar se arrodillo y le extendió la cajita.

—Isa, ¿Qué es esto? –preguntó James tomando la caja.

—Es para ti. –se sentó sobre sus talones. –Un recuerdo para que no me olvides. –miró al azabache quien sonreía por el pequeño detalle de la castaña.

—Isa, no era necesario. –se levantó de la cama para poder imitar a Isabelle. –Yo no tengo nada para ti.

—No es necesario que me des algo para recordarte. –encajo su palma con la mandíbula del azabache. –Siempre estarás en mis recuerdos. –acarició con su pulgar la mejilla.

James cerraba los ojos por las caricias que dejaba Isabelle. Debía disfrutar los últimos tactos de ella. Quería recordarla.

—Ábrela. –dijo Isa impaciente, colocando ambas manos sobre sus muslos.

James sonrió y desató el listón dorado. Al sacar la tapa se encontró con un bello anillo dorado con una piedra incrustada, era un rubí.

—Leoncita... –James sacó esa joya de su empaque para poder analizarla.

—Sé que no eres de usar anillos pero este es algo especial.

—Me encanta. –colocó el anillo en su dedo corazón. —En este dedo podre lucirlo.

—Quiero que me prometas que nunca te lo sacarás. –tomó ambas manos del azabache. –Si llegas a sacartelo úsalo en un collar.

—Prometo nunca sacármelo. –sonrió mirando fijamente a Isa. –¿Qué tiene de especial este anillo?

𝕊𝔼𝕄ℙ𝕀𝕋𝔼ℝℕ𝔸𝕃 || 𝑱𝑨𝑴𝑬𝑺 𝑷𝑶𝑻𝑻𝑬𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora