𝕊𝔼𝕄ℙ𝕀𝕋𝔼ℝℕ𝔸𝕃: Este amor volvió a mí.
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Donde Isabelle Wilson regresa
a Inglaterra para encargarse
del Departamento de Seguridad
Mágica, siendo la nueva Jefa de Aurores.
O
Donde James...
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31 de Octubre, 1981
Halloween. Una festividad que tanto James Potter como el resto de los Merodeadores disfrutaban celebrar, pero ese año era diferente. La pequeña familia Potter debía esconderse gracias a una profecía que involucraba al pequeño Harry James Potter Evans.
Lily se encontraba horneando unas galletas en forma de calabaza para su hijo y esposo. En cambio, James estaba en la sala jugando con su hijo.
—Harry, serás el mejor jugador de Quidditch. –tomó en brazos a su pequeño.
Harry vio un destello en el cuello del azabache. Trató de tocarlo.
—Es un collar. Es hermoso, ¿Verdad?
El pequeño aplaudió.
—Alguien muy especial me lo regalo y le prometí nunca quitármelo. –explicaba. –Tengo la suerte que tu madre no me cuestione por llevarlo.
Y eso era cierto, a Lily no le importaba que él lleve ese pequeño rubí, sabía que la chica que le regalo ese anillo era muy especial para James y que él prometió nunca quitárselo. Isabelle se llevaba bien con Lily no eran amigas íntimas pero se respetaban.
—Busquemos a mamá.
James bajo a Harry para ayudarlo a caminar hasta la cocina.
—Ahí están mis dos hombres. –sonrió ampliamente acercándose para dejar un beso sobre los labios de James y tomar al pequeño Harry en sus brazos. –Las galletas estarán listas en cualquier momento.
Los tres regresaron a la sala. Jugaron un par de minutos hasta que las galletas estén listas. Lily rápidamente fue a la cocina las colocó en una bandeja y se las llevó a la sala sorprendiendo a su esposo e hijo.
La tarde se paso rápidamente. Era hora de llevar a Harry a dormir.
James se quedó en la sala, Lily fue la única en ir hasta arriba.
Un estruendo se hizo presente en la puerta principal. James rápidamente subió las escalera para entrar en la habitación de Harry.
—Lily, es él. Toma a Harry y huye.
Lily negaba.
—James, huyamos juntos.
—No, yo trataré de detenerlo. Quiero ganar tiempo para que escapen.
—James... –la pelirroja se acercó para besarlo.
Se miraron por última vez. El azabache bajo las escaleras, no llevaba su varita consigo. Estaba desarmado.
Lily estaba por levantar a Harry para poder huir pero se detuvo al escuchar el grito de su esposo y su cuerpo caer fuertemente. No había tiempo.
—Harry, mamá te ama. Papá te ama. Harry, cuídate. Se fuerte.
