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Abril, 1990

El hospital era el lugar menos favorito de Isabelle Rogers Wilson, pero debía estar allí, su esposo, Jake Rogers, había contraído Viruela de Dragón.

—Mami, ¿papá se pondrá bien? –una niña castaña de nueve años tironeaba del saco de la castaña mayor.

—Sí, cariño. Papá estará en casa en cualquier momento.

Isabelle no sabía cómo explicarle a ese pequeño ángel que su padre estaba empeorando cada día. No sabría con exactitud si volvería a casa con ellas.

—Quédate con Roger, yo regresaré en un momento.

Roger Lockheed, mano derecha de Isabelle Wilson y su mejor amigo acompañaba a la castaña en ese momento difícil. Él sabía que ella y los hospitales no se llevan bien luego de perder a su primer hijo en el parto. Isabelle tuvo un embarazo antes de su hija, pero en el parto hubo complicaciones dejando a una madre y padre sin su primer hijo.

—Ven, Adi. –agarró de la mano a la pequeña castaña. –Iremos por unos dulces.

—No le des tantos dulces, Roggi.

—Entendido, jefa. –miró a la pequeña e hizo caras, Adi rió. –Es nuestro secreto.

Isabelle negó divertida y se dirigió para hablar con uno de los doctores que atendían a su esposo.

La charla era difícil. Las lágrimas caían. A Jake solo le quedaban días.

—¿Puedo verlo?

—Señora Rogers, sabe que no puedo hacer que se acerque, se puede contagiar.

—Quiero verlo, aunque sea de lejos. –suplicó.

El doctor entendía el dolor de esa mujer y acepto la petición.

—Debo ponerle un traje especial.

—Me pondré lo que sea con tal de ver a Jake.

—Acompáñeme.

Isabelle siguió al de bata hasta una lugar donde se encontraba algunas enfermeras.

—Necesito un traje especial para la señora Roger.

De inmediato dos enfermeras se levantaron de sus asientos en busca de ese traje para poder colocarselo a Isabelle.

Una vez que la castaña estaba lista para ingresar a ver a su esposo, el doctor le dio algunas indicaciones.

—Solo tiene unos minutos. –la castaña asintió.

El de bata abrió la puerta e Isabelle ingreso.

—Hola, mi amor. –se sentó en una de las sillas que se encontraba junto a Jake.

—Cariño, no deberías estar aquí. –dijo débilmente.

𝕊𝔼𝕄ℙ𝕀𝕋𝔼ℝℕ𝔸𝕃 || 𝑱𝑨𝑴𝑬𝑺 𝑷𝑶𝑻𝑻𝑬𝑹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora