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El inicio del año escolar usualmente provoca una mezcla de emociones en los estudiantes. Algunos se muestran felices de volver a ver a sus amigos después de estar separados varios meses, pero otros no ven la hora de que lleguen nuevamente las vacaciones, o los festivos, para no tener que asistir. Jennie no podía relacionarse con ninguno de estos dos sentimientos, porque nunca había asistido a la escuela, y por ende tampoco comprendía muy bien qué se esperaba que hiciera en esos infinitos minutos antes de que el profesor llegase.

Se había levantado muy temprano, cerca de las 05:30 de la mañana para poder arreglarse como había querido. Sus padres decidieron inscribirla en un establecimiento público pero de buena reputación académica para que llamase más la atención del ojo público, y, sumado a la cuenta de Instagram que había comenzado a manejar a inicios del verano, esperaban que esos tres años de secundaria que la aguardaban fueran fructíferos y la ayudasen en su camino a ser la estrella que todos esperaban que fuera. En esos dos meses, había alcanzado 400.000 seguidores en la plataforma, posteando fotos de sus viajes, como embajadora de marcas y productos y de su vida diaria también. Durante su vida, tendía a disfrutar las cosas que hacían feliz a los demás, le gustaba ver satisfacción en ellos, por lo que, cuando vio los comentarios y likes en sus posts, pensó que esta nueva actividad la ayudaría a conectar con otros.

Aprovechó entonces para tomarse una foto antes de salir, vestida con su uniforme, que mostraba la insignia del establecimiento, y la subió sin esperar demasiado al respecto. Una vez en el salón de clases, se sentó en un asiento vacío en la tercera fila y observaba nerviosa al resto de presentes. Algunas chicas en un rincón cuchicheaban de cosas que no alcanzaba a oír. Supuso que se conocían de primaria, porque, ya que todos los alumnos eran nuevos en la secundaria, naturalmente no todos se conocían. De pronto, mientras esperaba que pasase el rato, sacó su teléfono y pronto sus manos se pusieron temblorosas.

[ @ queen_l ha comentado en tu publicación. ]

[ @ queen_l : Ah, qué insoportable. Tendré que lidiar contigo en la escuela. ]

Un comentario llamó su atención, haciéndole aguar los ojos. Ingresó al perfil para asegurarse de que no se trataba de una broma que no comprendía, pero esa idea se disipó rápidamente. Queen L, como se hacía llamar la chica a la que pertenecía la cuenta, era una joven de más o menos su misma edad, muy bella, y al igual que ella, tenía varios miles de seguidores. 500.000, para ser precisos. Decidió dejar el asunto estar, nada le aseguraba que aquella chica verdaderamente la molestaría más allá de ese pequeño incidente. Bloqueó el perfil y eliminó el comentario, y volvió a concentrarse en su alrededor.

Ahora, muchos chicos y chicas más habían llegado, y algunos, nada disimuladamente, la observaban. Se sintió cohibida de pronto. Los chicos se golpeaban los unos a los otros alentándose a hablar con ella, y las chicas parecían verla con recelo. De pronto, justo cuando uno de ellos se había armado de coraje para entablar con ella una conversación, unos fuertes pisotones captaron la atención de todos. Una chica enfurruñada caminó a toda velocidad y, sin parecer demostrar mucha atención a su alrededor, se sentó junto a Jennie. Era rubia, alta y delgada, y rápidamente las voces de los demás comenzaron a hablar de ella también.

—¿Qué no es Rosé? —Se oyó decir a una voz.

—¡Sí! Era compañera de mi hermano—, contestó otra —, dice que es de lo peor.

—¿Y qué hace aquí? —Respondió la primera voz.

—Al parecer repitió el año—, dijo alguien más.

—Creí que aquí no se aceptaban repitentes—, dijo alguien con tono burlesco.

—Seguramente usó otros medios—, respondió una voz masculina y varias personas rieron, otras simplemente se limitaron a verla con desdén.

𝗔𝗡𝗚𝗘𝗟 - 𝗍𝖺𝖾𝗇𝗇𝗂𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora