Prólogo

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El espejo empañado devolvía una imagen distorsionada, ojos avellana que reflejaban una oscuridad ancestral. Cada noche, en un laberinto infinito, una mujer de ojos oscuros y sonrisa siniestra lo perseguía. Susurros al oído, promesas rotas, un amor tóxico que lo consumía. Al alcanzarlo, ella lo miraba fijamente y, con una voz escalofriante, susurraba: "Somos iguales". Despertaba sobresaltado, el sudor frío empapando sus sábanas, la sensación de ser perseguido aún latente.

Contemplando las Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora