Capítulo 11

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-Ahora, averigua a dónde se dirige Norman Minerva y notificame si es algo importante.

Roger: si señor.

Tuc....tuc....

A aquel hombre no le quedó más opción que tratar de encontrar a Norman Minerva y aquello solo bastó con sacar su celular y rastrear por GPS el auto del albino.

Roger: Vaya Norman Minerva....Si que me estas dando problemas..-suspiro cansado ante todo lo ocurrido- Prometo que serás el primero al que mate con ganas.....

Fue todo lo que dijo, para luego continuar con su caminar por la carretera esperando que alguien se apíade de él y le diera un aventón.
Una pareja de ancianos fueron los primeros en hacerlo, pero reclinó la oferta y continuó caminando.
Lástima que el segundo hombre que lo recogió, no tuvo tanta suerte.

-Oye espera que crees que haces?!-Decía mientras era tirado en plena carretera con brusquedad- Oye no puedes llevarte mi-

En ese momento, un arma apuntó su rostro y tuvo miedo de completar la frase.

-Pensandolo bien. Ya es hora de que compre un auto nuevo.

Su respuesta llena de temor, convenció al hombre y éste se fue sin hacerle daño alguno.

Subió al auto y se dirigió a todo andar a la dirección que el GPS marcaba en su teléfono celular.
Al cabo de una hora llegó a su destino y tal y como lo suponía, él se encontraba ahí.

Roger: Vamos Norman Minerva....¿Qué esperas?-decía impaciente al ver al albino parqueado frente a la acera de una de las viviendas que se encontraban allí.

Tenía un cigarrillo en manos que luego llevo a sus labios para darle una buena calada y soltar el humo suavemente.

Roger: Vamos.... Solo házlo.....

Finalmente, Norman había tirado su cigarrillo en el suelo, pisandolo hasta apagarlo. Para luego, dirigirse hasta la puerta de aquella casa en la que estaba parqueado.

Tocó el timbre y esperó pacientemente a que abrieran. Cuando lo hizo, se topó con una hermosa mujer de una gran cabellera naranja y ojos color esmeralda igual a los de su amada.

Dina: ¿Qué haces aquí, Norman?-preguntó confusa ante la presencia del albino.

Norman: Querida Suegra, también me alegra verla.-dijo con sonrísa cínica- ¿Puedo pasar?

Dina: Sabes muy bien que no eres bienvenido en esta casa.-habló con seriedad- Además, Yuugo no se encuentra de humor para díscutir contigo-dijo e intentó cerrar la puerta, pero le fue imposible por aquel albino que la sostenía con fuerza.

Norman: Entónces, mi visita no será muy larga.-le aseguró y se abrió paso sin más.

Al adentrarse se puso a analizar cada cosa que podía ver como:
Viejos cuadros Familiares, un reloj en la paredes pintadas de color rosa pastel.
En la sala solo se encontraba un gran plásma de 40 pulgadas y varios muebles.

Norman: Ya no recordaba la última vez que vine de visita aquí...-dijo mientras tomaba asiento con tal descaro en aquel sofá- Podría traerme un café?

Dina: Norman, por favor. No hágas un escándalo y vete-pidió casi suplicante a aquel albino que la miraba penetrantemente.

Norman: Claro, Me iré de aquí lo antes posible -le aseguró- Solo necesito que me dígan Dónde se encuentra mi esposa y mi hija.

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