Epílogo

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Por las Muy tránsitadas calles de Grace field, se encontraba caminando una joven peli naranja; Vestía su uniforme habitual del colegio junto con su mochila detrás de su espalda y en su mano derecha llevaba un pastel de una muy reconocida repostería en una funda plástica en la que resaltaba el nombre del lugar en el que se compró.

Emilia(17 años): ¡Vaya! Ya voy tarde a casa. -Decía mirando levemente su muy lujoso y elegante reloj de muñeca- Si no me apresuro, no alcanzaré a comer junto con mamá y Norlan.

La muchacha comenzó a correr a toda prisa en dirección a su casa, para poder llegar a tiempo a su comida.
Durante el camino, se tropezó con una piedra, un perro la persiguió rabioso por haberle pisado la cola sin querer y por si fuera poco, se pasó una luz verde del semáforo casi siendo atropellada.
Que día ¿No?

Al llegar finalmente a su hogar, se adentró esperando a ser recibida por su hermano menor o por su madre, pero esto no sucedió, lo cual fue completamente extraño para ella.

Emilia: ¿Mamá? ¿Norlan? Ya lleguen. -Anunciaba, mientras se deshacia de sus zapatos, dejandolos en la entrada- ¿Dónde estarán? Se habrán ido a la tienda? -Se preguntaba muy confusa.

Dejo sobre la mesa de la cocina aquel postre y comenzó a buscar por toda la casa a su madre y hermano.

Primero fue al cuarto de su madre, pero no la encontró. Luego al cuarto de su hermano y este tampoco se encontraba. Por último, para términar con la planta alta fue al despacho de su padre, donde solía trabajar constantemente, suponiendo que los encontraría allí limpiando algo.
Pero no había nadie.

La muchacha bajó nuevamente las escaleras que daban a la planta baja y al pasar por el comedor, pudo dístinguir un sobre en la mesa. Lo tomó y abrió con la intención de que este le diera alguna pista sobre el paradero de su madre y hermano.

Al abrirlo y leer las primeras palabras escritas en ella, supo que debía preocuparse.

De repente, la joven volvió a subir las escaleras recordando que había olvidado un lugar el cual revisar.
Entró por segunda vez a la habitación de su madre y fue directo al baño. Al abrir la puerta, su rostro palideció ante el asombro y el horror de ver el cuerpo de su madre que yacia sin vida en aquella bañera llena de agua teñida de un fuerte tono carmesí.

Emilia: Mamá... -Musitó con tristeza en su voz- ¿Por qué?... ¿Por qué lo hicíste?

La peli naranja levantó su mano junto con aquella carta que nunca soltó y comenzó a leerla por completo.

"Mi querida hija, Emilia.
Lo siento, enserio lo siento.

No puedo aguantar más mi sufrimiento y agonía, me duele mucho el pecho y mi cuerpo es  casi Cenizas, simplemente me duele la vida.

Tú padre nunca fue bueno conmigo, todo lo que hizo fue, humillarme, destruirme y reducirme al miserable ser que soy ahora, Pero aún así... Lo amaba.
Yo amaba a aquel monstruo que me mantenía cautiva en su infierno y me lástimaba constantemente porque quizás solo quería que me lástimara a mí, solo a mí y a nadie más.

Yo no maté a Norman aquel día, No tuve el valor de díspararle, solo fingí que lo haría porque estaba segura de que tú si estabas decidida. Por eso lo hice...
Pero, quién disparó realmente aquel día el arma que mató a tu padre, fue un antiguo trabajador de tu abuelo. Un Ángel que en aquel tiempo me rescató del demonio y me ocultó en lo más profundo del cielo.

No creí que lo volvería a ver, pero ahí estaba él.
No sé cómo había entrado? o ¿Cómo supo dónde encontrarnos? Lo único que sé, es que su nombre era Roger y tenía una gran "Misión inconclusa", por eso volvió.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora