Capítulo 13: Tal vez sea el final

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El bosque encantado

Narrador Omnisciente

Eira sigue luchando, la arena no la deja respirar ni hacer magia, el hielo de Jack detiene sus manos y poco a poco incluso congela la arena. Todo es una combinación de dorado y azul mientras que la ventisca de antes se extingue. La sangre sigue saliendo de esa herida, sus fuerzas se acaban lentamente. No durará mucho.

Eira comienza a temblar tratando de acumular magia, copos de nieve y trozos de hielo ascienden del suelo lentamente hasta comenzar a girar poco a poco alrededor de ellos. Los envuelve cada vez más rápido. Jack respira más lento para ahorrar el oxígeno que pronto se acabará. Sandman deja de mover la arena para hacer un capullo; comienza otra ráfaga de viento con la nieve y el hielo, se contrae de un momento a otro y antes de poder detenerla del todo una explosión aleja la arena y el hielo de Jack. Ambos vuelan por los aires, expulsados por magia.

Eira cae de rodillas aspirando el aire que le habían cortado; con las manos en la tierra levanta un muro para protegerse mientras recupera el aliento. Sin embargo, es muy delgado. Tose con fuerza para sacar la arena de su garganta.

Jack cae pesadamente contra el suelo, pero en cuanto lo hace comienza a gatear de regreso a ella con lo último que queda de sus fuerzas. Si va a dar su último aliento hoy, que sea después de detener al amor de su vida. Un hilo de sangre escurre por su boca, el rojo escarlata pinta la nieve mientras se mueve lo más rápido que puede, dejando un camino de sangre.

«Solo un poco más. Un último intento».

Mientras Eira sigue escupiendo arena, Jack toca ese muro de hielo con su báculo hasta que cede. Por fin llega a ella, se yergue frente a él ya más recuperada. Le escupe solo por intentar sacar toda la arena de su sistema, pero él no se inmuta. Eira inhala libre de arena otra vez y se dispone a terminar con esto de una vez por todas. Sin embargo, antes de poder decir o hacer algo, Jack la toma de la nuca y estampa sus labios contra los de ella. La sorpresa la toma junto con un ardor en el pecho y al tratar de separarse, Jack la rodea con sus brazos completamente sin dejarla ir. La mantiene con un abrazo, el amor que jamás le demostró sale a la superficie y ella solo lo mira.

El calor se filtra por su boca incluso con la temperatura fría de ambos. Casi... derrite. No hay reacción, solo el movimiento de sus labios por primera vez. Tanto tiempo juntos en el pasado y solo ahora sucede el desenlace.

Jack gruñe por el dolor y se separa temblando jalando aire.

-Dije que debía aprender a vivir sin ti, y en el proceso, aprendí a olvidarte también- jadea contra su boca. -Perdóname.

La mira una última vez y así cae lentamente intentando aferrarse a ella. Desciende hasta caer boca arriba a sus pies, contemplando su rostro. Eira inspira lo que queda del aliento de ambos, mirándolo en el suelo y seguido de eso un dolor agudo le atraviesa el pecho.

-¡No! - grita ella por el dolor.

El dolor se hace más fuerte, la obliga a inclinarse sobre Jack para tratar de contenerlo. No sirve. El dolor se expande desde su pecho al resto del cuerpo. Ella aulla de dolor, las lágrimas se le escapan. Nada lo para, solo aumenta. Se aferra a la chaqueta de Jack, tiembla.

-Elsa. Vuelve- escucha decir a un moribundo Jack.

El dolor dobla sus extremidades, arquea su espalda y parece que le arrancan la piel. Eira no puede hacer más que implorar que se detenga; se le corta la respiración, arcadas la sacuden por lo que parecen horas. Sin embargo, solo va un minuto.

Un destello de luz azulado sale de su pecho, primero como una luciérnaga hasta transformarse en el brillo de una ciudad. Eira arquea la espalda y ese destello lo consume todo.

-¡Basta! -estalla Eira desgarrando su garganta.

Una tormenta sale de ella, la luz ciega todo y una explosión de aire helado azota todo a su alrededor, derribando árboles y haciendo volar a los Guardianes que se encuentran lejos. Estos últimos, se cubren del aire helado tratando de localizar de dónde proviene ese golpe de aire. Cuando logran estabilizarse, observan la luz atenuando desde donde dejaron a Jack y a Sandman. Ya no opaca todo.

-¿Qué fue eso? - masculla Norte.

-Creo que pronto lo averiguaremos- responde Conejo.

Siguen su camino buscando al resto de los espíritus.

El destello de luz desciende poco a poco hasta extinguirse. Eira cae rendida y cansada sobre el que alguna vez fue su amor. Su cabello se vuelve blanco como fue en el pasado, su piel pálida como antes, pero sus ojos siguen cerrados. Jack sonríe por última vez con la última imagen que capturan sus ojos: Elsa sobre su pecho inhalando su olor.

«El beso funcionó. Su corazón se ha descongelado».

Las risas de los niños en guerras de nieve resuenan en su mente. Jamie aparece sonriendo. Lástima, no pudo verlo otra vez. Ahora todo será mejor para él y los demás niños. Estarán a salvo...

Sand man logra quitarse el hielo de encima, en cuanto los ve flota hacia ellos con precaución. Pero solo están ahí, recostados uno sobre el otro. Jack cierra los ojos, dejando ir su última respiración por aquella chica y se va.

El guardián cumplió la promesa que le hizo a los niños y a ella. Estuvo dispuesto a morir para detener a la chica que amó en vida y proteger a los niños en el proceso. Al final, todo valió la pena si pudo irse sin ningún asunto pendiente.

El mejor guardián ha muerto.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2022 ⏰

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