Nos instalamos sin prisas, pues era viernes y las clases y el trabajo empezaban el lunes. Nos dedicamos todo el sábado a comprar cosas para el apartamento, cosas como los colchones, las sábanas, las almohadas, las mantas y cosas similares. Por la tarde dimos una limpieza a fondo a todo el apartamento que, aunque ya estaba limpio, no era suficiente para nosotras. Al finalizar la limpieza cociné (o al menos lo intenté) dos platos de pasta que salieron también chamuscados como las tortillas. Marina, que era mejor que yo en la cocina, cocinó una sopa deliciosa. Después nos lavamos los dientes y nos fuimos a dormir. Pero siempre antes de dormir reflexiono sobre mi vida, y esa noche no iba a ser una excepción. Pensé en lo mucho que había cambiado mi vida en menos de 48 horas. Me había imaginado este momento desde siempre, y ahora estaba justo donde quería estar, como quería estar y con quien quería estar.Pese a estar a muchos kilómetros de distancia de mi familia, sentía su apoyo y calor, ahí, conmigo, en todo momento. Me dormí fantaseando sobre mi futuro en U.S.A. Era la chica más feliz del mundo.
