Capitulo 1 - "Un niño extraño."

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"¿Eh?, ¿Y tu quién eres?" pregunto monótono el niño de 5 años, viendo atentamente como destruían su castillo de arena.

"Mi nombre es Rabian de las Rosas, ¿Qué haces acá solo?"

El pequeño Seccius miro ahora al casi peli cenizo, volviendo inmediatamente a sus cosas. Notándose la rabia del otro pequeño al ver que no le hacía caso, solo pudo dar un pisotón llamando su atención.

"¿Cuál es tu nombre?"

"Seccius Dalmiro." Pronuncio sin mucha energía.

Rabian miro esto de manera confusa... ¿Por que era tan sereno?, ¿Estaba castigado o qué? Aunque de todas maneras, estos pensamientos cambiaron al fluir la idea de que parecía un rasgo genial.

"Oye, ¿Y por qué no jugamos algo Seccius?"

"¿Hm?"

"¿Qué te parece jugar a los combates?" dijo con emoción el pequeño mientras viendo como el peli negro alzaba su cabeza.

"Está bien." escucho decirlo, mientras mostraba una diminuta sonrisa y colocaba una pose a lo Goku.

"¡Oh!, ¡¿Así que tambien te gusta?!" exclamo alegre Rabian colocándose el en la misma.

Una gran pelea iba a comenzar para los críos, los cuales se miraban atentamente, uno con ligera emoción y el otro alegre y determinado a ganar.

El extraño pelo café se abalanzo con un golpe torpe, sorprendiéndose al ver como Seccius lo recibió de lleno, cayendo en la arena.

Lo vio palpándose ligeramente con el dedo su mejilla, debido a esto, apretó sus puños con cierta rabia.

"¿En serio eres tan débil?" exclamo en posición Rabian, sin que nadie los escuchara, ni mucho menos los viera en aquel arenero... Solo Seccius lo hizo.

Se levanto como si nada mirándolo con aquella mirada serena, mientras volvía a su posición, algo que a Rabian confundió un poco.

"Que extraño."

Increíblemente al terminar de vagar aquel pensamiento, presencio su puño muy cerca, ¡Pero tan cer-!

Su cabeza fue empujada bruscamente contra el suelo, sintiendo extrañamente como si estuviera ahora un poco más cansado. Todo a la mirada serena de Seccius que solo lo vio esperando ahora que él se levantara.

"¿Eh?, ¡Rabian!" grito la señora.

Los dos críos voltearon viendo cómo se acercaba preocupada, mientras Rabian solo se levantó con un gran nerviosismo sacudiéndose rápidamente toda la arena.

"¿Qué pasa?, ¿Ahora por qué te estas peleando?" interrogo la señora revisando a Rabian detenidamente, tambien mirando a Seccius, el cual simplemente los miro ligeramente sorprendido.

La mujer solo suspiro, mirando a los dos pequeños ya sabiendo lo que muy probablemente había pasado.

"Mamá, ¡Solo estábamos jugando a los combates!, nos estamos dando suave, ¿Verdad Seccius?" Pregunto lo último nervioso volteando a mirarlo, teniendo la esperanza de que dijera si.

"No." respondió sin importancia, congelándose Rabian al instante mientras su madre lo observaba severamente.


...


"Señora María, ¿Ya encontró un niño que quiera adoptar?" dijo una de las encargadas del orfanato mientras se acercaba a la escena.

"Oh cierto, en cuanto a eso-"

"Ma." interrumpió el pequeño, terminándose de sobar el coscorrón.

Las dos adultas lo miraron mientras alzaba su mano, apuntando a Seccius.

"Seccius, ¿Quieres ser mi hermano?"

La pregunta derramo tensión en el ambiente y la sorpresa de las adultas no era para menos. Aunque, ahora todos miraban al pequeño pelo negro, el cual siguió mirando a Rabian con sorpresa.

"S-Seccius es muy tímido, tal vez-"

"Me gustaría, aunque todavía no somos amigos." Interrumpió el niño a la encargada, sorprendiendo a todos su respuesta, sacándole una pequeña sonrisa a María.

"Tengo una idea." dijo la adulta atrayendo la mirada del pequeño. "¿Qué tal si Rabian viene a jugar por unos días, todas las tardes, y si al final se hacen amigos, aceptas ser de nuestra familia?"

El pelo negro escucho por primera vez una propuesta como esa, resaltando la sorpresa en sus ojos, de pronto creciendo una sonrisa en su cara que alegro a los adultos y emociono a Rabian.

"Sigamos jugando entonces." dijo con alegria Seccius.

"¡Siuuuuu!" grito el pequeño Rabian con emoción, inmediatamente empuñando una pequeña rama que estaba a su lado, cual katana.

Algo que puso nerviosas a las adultas, pero a la vez se sorprendieron y les dio cierta ternura como Seccius respondió al instante recogiendo otra, aunque más corta no le impidió empuñarla al igual que un cuchillo.

Sonriendo con emoción y cierta adrenalina Rabian, mientras Seccius solo dio una ligera sonrisa de felicidad y emoción.

La encargada dio una pequeña carcajada, mientras María la miro ciertamente descolocada.

"Estarán bien, deja que se diviertan y sentémonos haya, mientras te hablare de Seccius."Dijo mientras señalaba el banco más cercano.

María lo pensó por un momento y no viendo ningún problema, se levantó y fueron juntas, de todas maneras, podría mirarlo de lejos.


...



...



...


"¿Y qué está haciendo tu esposa Luis?" pregunto ciertamente aburrido su compañero, mientras ordenaba los cartuchos de su pistola.

"Debe estar buscando un hermanito para Rabian." contesto mientras terminaba de calibrar su M-16.

"¿Seguro que va todo bien?" pregunto chistoso su amigo, mientras los demás en el camión especial se tapaban la boca estando al borde.

Luis de las Rosas solo puso una mirada cabreada, algunos soltando la carcajada, mientras el solo los veía.

"Vamos Luis, lo siento, no lo decimos en serio solo pa' las risas." Se sentó a su lado el payaso de turno de su amigo, agarrándolo del hombro logrando calmarlo.

"De todas maneras, ¿Alguien tiene de sobra del calibre 5,55?"

"Esta vez no tienes permitido desperdiciar tantas balas, Ricardo." hablo otro, desmotivando ligeramente a su compañero.

"Hay varios criminales en el banco, aunque realmente ninguno tiene el nivel para repeler balas, no serán necesarias tantas."

"Isaac... En realidad, como Fuerzas Especiales de Armada nos llamaron por que uno de ellos pudo hacerlo." Corrigió serio Luis a su compañero.

Un alma neutraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora