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Frunzo el ceño aún con los ojos cerrados, y los abro de golpe cuando siento como unas agujas se clavan en mi pecho, casi despertándome del sueño. Maldigo.
Dando una mirada rápida a mi alrededor, puedo caer en cuenta de dónde me encuentro. Es la habitación que había estado habitando las últimas semanas luego de eso . . . Quitó las sábanas de mi cuerpo al instante en que recuerdo lo acontecido hace poco, y luego de colocarme las pantuflas de conejo que utilizo por las noches, salgo casi corriendo del cuarto.
¿No es un sueño, verdad? Lo de ayer no pudo haber sido un sueño.
A través de las ventanas ubicadas en el largo pasillo, se puede observar la resplandeciente luna, misma que indica el comienzo de la noche. Suspiro. No.
Mis pasos suenan algo rápidos al bajar las escaleras, pero poco o nada me importa. Una inquietud fatal a invadido mi cuerpo, y pese a que me niego a creerlo, moriré si la realidad no es lo que tanto anhelo.
—¿Lisa-ah? ¿Ocurre algo?— Jisoo-ssi me recibe con una mirada algo extraña en la planta baja. Dudo.
— S-si— confirmo, sin saber que más decir, mientras mis ojos vagan por toda la cocina, buscando algo.
—¿Buscas a Jungkook-ah?— inquiere y me mantengo callada por unos segundos, para luego asentir.— Acaba de salir con Ji-Eun, creo que tenían una cita o algo parecido.— informa encogiéndose de hombros. Niego. ¿Qué?
—¿Estás se-segura?—cuestiono y ella asiente.
—Por supuesto, ella vino aquí.— se acerca a mi, como si quisiera preguntarme algo, aunque no lo hace.
—Ya veo— miro toda la cocina, tratando de buscar cualquier indicio en mi mente que indique no me estoy equivocando. Lamentablemente no lo encuentro. — ¿No pregunto por mi o algo parecido?— mi corazón se quiebra cuando la veo negar con la cabeza. Al instante siento como mis ojos se llenan de lágrimas, y pestañeo varias veces, tratando de que estás no caigan por mis mejillas.— Yo...debo de hacer algo.—doy la vuelta sobre mis pies para salir de ahí, y minutos después me encuentro subiendo las escaleras, pero esta vez para entrar en el cuarto y solo llorar. ¿Entonces no sucedió todo aquello? ¿Mi mente se encargó de torturarme con algo así?
Caminando por el pasillo a pasos algo lentos, paro al oír risas en la recámara de él. Susurros casi inaudibles llegan a mis oídos y siento mi corazón morir. ¿Acaso ellos...? No, haría cualquier cosa con tal de no perderlo, no después de que he aceptado mis sentimientos.
—¡Lisa!— el grito de Jisoo a mis espaldas me saca del breve trance, y sus pisadas más cerca de mi se escuchan. Mi mano viaja a la manija de la puerta casi al instante, mientras una batalla a muerte se desarrolla entre mi corazón y mi cerebro. Suspiro. Debo de hacerle caso al corazón. No puedo sufrir más.
Una vez lo que separa a los contrarios de mi se abre, mis mejillas se mojan por las lágrimas que empiezan a caer como cascadas de mis ojos.
Un camino de rosas está hecho desde la entrada a la recámara. Varios peluches están repartidos por el lugar, y globos en forma de corazón adornan las paredes.
