Capítulo 18.

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Mi mano cubre sus nalgas como si fuera un reflejo. Tiene una gran elasticidad y una masa considerable, como siempre. Se encoge en respuesta al placer, pero ya no tiene miedo de mis dedos o de lo que estaba comenzando a hacer con él. Se estaba aferrando fuertemente a mí cuando lo froté y le di la vuelta.

"Doctor..."

Iwamoto se apoya en mi hombro tan desesperadamente que parece estarse ahogando con el calor del cuarto... Pero, aunque considere un honor que se aferre de esta manera a mí y que no me suelte para nada, me causa también una enorme conmoción que su nariz esté enterrada completamente en mi cuello. Inhaló mi olor, muy profundamente.

"... Espera."

No me he bañado desde ayer. Es decir, nunca he oído que diga que huelo mal y en realidad, tampoco se ha quejado de nada de nuestra vida juntos... Pero él ha vivido por mucho tiempo en un lugar lleno de hombres fuertes y sudorosos. No importa lo mal que yo huela, es trivial e incluso estúpido para él. Sin embargo, en tal situación, tan cerca, me siento bastante incómodo.

La palabra "Olor a envejecimiento" cruza por mi cabeza. "¡Vamos a detenernos!"

De repente me pongo rojo y grito. Pensé que destruiría la atmósfera definitivamente, pero en realidad tengo un genuino pánico por lo que está haciendo conmigo. Me da miedo imaginar que mi olor quite su libido.

"Por favor..."

Mientras lo digo, Iwamoto se acerca todavía un poco más a mí. Me abraza con fuerza hasta que ya no puedo ni pensar.

"¿Por qué?"

"... No me he bañado y, definitivamente huelo mal. No es el mejor momento."

Puedo escuchar mi voz temblorosa... Y luego comienza a surgir también la de Iwamoto. Él definitivamente se está riendo con ganas.

"¿Y mientras te bañas yo que hago? ¿Espero en la cama?" Iwamoto me lamió la nariz, aunque continuaba burlándose de todo lo que había dicho. Él frotó mis muslos, mi cadera, mi pubis... Y segundos después pasó los dedos por el pene que ya se me había vuelto aterradoramente duro "No, no puedes irte doctor ¿Qué va a pasar con esto si te vas?"

"Oh, pues..."

Me acaricia los labios con los suyos... Me besa la nariz, las orejas y las mejillas, lentamente. Dice: "¿Y qué voy a hacer con lo mío?"

Sí, definitivamente una vez que se pone serio, yo me pongo idiota. Estoy bajo su


control y no puedo hacer nada para salir de él.

Puse mi mano debajo de su camiseta para poder acariciar su pecho desnudo con toda mi palma. Me miró, con sus bonitos ojos llenos de lujuria.

El l1ndo hombre que puede quedar embarazado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora