Capítulo 14

1.5K 94 246
                                    

Will.

Como de costumbre, Mike me acompaña a casa después de clase, el va caminando a mi lado, mientras charlamos de cualquier cosa trivial.

–Tengo hambre– dice derrepente.

–Yo también.

–¿Me vas a invitar a tu casa hoy?

–Claro que sí, sabes que no me molesta que me visites.

–¿Estas admitiendo que te gusta pasar tiempo conmigo?

–Sí no me gustara pasar tiempo contigo, no vendría caminando hasta mi casa solo para estar junto a ti.

Mike me observa mientras sonríe, siendo sincero me gusta mucho su sonrisa, siento que podría iluminar cualquier lugar.

–A mi también me gusta estar contigo.

–¿Eso es una declaración de amor, Michael?

–No me digas Michael–me dice frunciendo el ceño.

–¿Por qué? Michael.

Trato de contener la risa cuando veo como Mike me blanquea los ojos descaradamente, es que es tan fácil y divertido irritarlo, que aveces solo lo hago para ver nuevamente sus expresiones de enojo.

–¿Qué pediremos de comida hoy?– pregunto tratando de cambiar el tema.

–Hoy no vamos a pedir comida.

–¿Qué? ¿Y que vamos a comer?

–Yo haré algo de comer.

–Ni siquiera puedes cocinar, Michael.

–¿Qué? ¡Sí puedo!

–Eres tan malo mintiendo.

–Bueno, estuve leyendo un libro de cocina– admite.

Puedo notar como sus mejillas comienzan a sonrojarce, mientras que a mi me parece muy tierno imaginarlo leyendo un libro de esos solo para cocinar para nosotros.

–¿Y que cocinaras para mí?

–Pasta.

–¿Pasta?

–Es lo más fácil que encontré ¿vale? A demás, apenas voy a cocinar por primera vez.

–¿No lo intentaste en tu casa?

–No...

–Ha como le metas fuego a mi cocina...

–¡Eso no va a pasar! Confía en mi.

–Confío en la paliza que nos dará mamá si incendiamos su cocina.

–¡Eso no pasará!

–Bien, confío en ti.

Cuando pasamos por una de las tiendas de antigüedades, Mike se queda parado frente al ventanal del local, me coloco junto a el intentando ver que es lo que busca.

–¿Que es lo que miras?– le pregunto.

–Esa maquina de escribir– contesta señalando la pequeña maquina.

Se ve algo antigua, pero es bonita, aunque cuando veo el precio, casi me atragantó con mi propia saliva.

–Es algo... cara– le digo.

–Lo se– contesta con un suspiro. –Algún día la podre comprar.

–Ya veras que sí.

Seguimos caminando otro rato, riendo. Cuando ya estamos bastante cerca de mi casa, vemos un grupo de chicas venia en dirección contraria a la nuestra, todas reían entre ellas, parecía que miraban a nuestro lugar. 

¿Crazy together? (Byler) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora