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"Lograste que me preocupe por ti, igual o mucho más de lo que me preocupo por aquellos a los que amo"

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Macau miró por el retrovisor de su automóvil y frunció el entrecejo al ver que no había ningún vehículo siguiéndolo.

"Tal vez solo eran perros enviados por Kinn o por su padre para vigilar a Porchay", pensó. "O por el demente de Kim".

Sin dudas esta última opción era la más probable.

Volvió a centrar toda su atención en el camino. Había decidido ir por la ruta más larga; no es que le gustara estar conduciendo por tanto tiempo, pero por este camino había menos tráfico que por sus otras dos opciones.

En este momento se encontraba en la Carretera paralela; que hoy, extrañamente, se encontraba casi vacía, por no decir desolada.

A unos cuantos metros, pudo ver a una persona en el puente peatonal sobre la vía transitoria. El hombre solo se encontraba allí, parado, mirando exactamente hacia su dirección mientras hablaba por teléfono.

Un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.

Apretó el volante entre sus manos. No le gustó tener esta sensación: la sensación de estar en peligro.

—Solo estoy siendo paranoico —se dijo a sí mismo, en un intento por tranquilizarse, mientras cruzaba por debajo de dicho puente.

Entonces, solo a un par de metros más adelante, en la intersección entre la Calle Chimphli y la Carretera Borommaratchachonnani, sucedió.

El sonido de los cristales de las ventanas y el parabrisas quebrándose, así como el del vehículo al hacer contacto contra el suelo pavimentado a medida que rodaba hacían eco en esa carretera solitaria.

Fue todo tan rápido, en un abrir y cerrar de ojos.

Un automóvil negro impactó contra la cara izquierda de su bonito Audi RS3, provocando que no solo se saliera de su carril, sino que de toda la calzada de la carretera.

El adolescente solo cerró los ojos ante la colisión; sintiendo, a continuación, como su auto rodaba unos cuantos metros, atravesando la mediana de la carretera para terminar de cabeza en la plataforma paralela.

Una vez que todo terminó, Macau estaba completamente aturdido. Trató de abrir los ojos, pero lo veía todo borroso; incluso luego de haber parpadeado varias veces. Entonces, intentó desabrocharse el cinturón de seguridad, aunque sea a tientas, pero no lo logró; este se había atascado o tal vez él no contaba con la suficiente fuerza en ese momento.

Podía sentir un líquido deslizándose por la parte alguna parte de su frente o tal vez de su cabeza, no estaba muy seguro.

Permaneció así durante unos cuantos minutos, con su mente bailando entre la consciencia y la inconsciencia. Hasta que finalmente se rindió ante esta última.

 Hasta que finalmente se rindió ante esta última

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We can all learn to love again ||Macauchay||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora