Antes de dejaros leer este segundo capítulo quiero pediros unas cositas.
Si veis alguna falta ortográfica que me la digais (lo he revisado mil veces pero alguna se me pasa). Si os ha gustado la historia me ayudaría mucho que votarais y la compartierais con amigos lectores vuestros jajaja :p. Y también me gusta mucho leer cosas que comentáis, así que también os invito a hacerlo ajjaj.
Ahora sí, espero que os guste y difrutad.
II - CUCHICHEOSPesandome mucho, intento subir los párpados. ¿Por qué todos mis días empiezan conmigo, intentando abrir los ojos y con un dolor agudo como si me hubiese drogado toda la noche?
En cuanto consigo abrirlos por completo, una luz encima de mí me ciega. ¿Dónde estoy?
Al instante oigo ese pitido que tanto odio. Ese pitido característico de un hospital.
Miro a todos lados, no hay nadie a mi alrededor. Estoy en una pequeña sala que tiene simplemente dos camas, aunque una de ellas está vacía. También me fijo en que hay dos sillones en cada lado de las paredes.
Ah, pues entonces con razón me levanté así. Hoy de verdad he estado drogada toda la noche.
No recuerdo cómo terminé aquí. Otra vez, como cada día. Juntando que soy bastante olvidadiza y que no me acuerdo ni de lo que comí ayer pues...
¡Es cierto! No me acuerdo de lo que comí, porque no lo hice.
Los recuerdos vienen a mi mente como un balde de agua fría. Recuerdo llegar corriendo a la clase de defensa, recuerdo como Lionel me dió la horrible noticia, recuerdo al idiota de Jarold burlándose de mi y yo pegándole unos cuantos puñetazosPor cierto, buena esa.
Gracias conciencia, también lo pensaba.
Recuerdo al imbécil encima de mi y por último recuerdo como su puño se aproximaba hacia mí cara con mucha rapidez.
La cabeza me va a estallar, nunca me había dolido tanto. Entonces me percato de que la tengo vendada, me llevo una mano a ella y cierro los ojos con fuerza, como si eso hiciera que el dolor se esfumase. Pero cómo es demasiado obvio, eso no pasa.
Cuando bajo la mano y abro los ojos, también veo como tengo los nudillos enrollados en una gasa.
En mi cara se puede notar la decepción de haberme hecho tanto daño cuando apenas le toqué.No soy la peor de la clase, de hecho soy bastante buena en ataque y defensa. Pero no estaba preparada mental ni físicamente como para pelear contra alguien de M.S.A y mucho menos contra Jarold.
Lo odio tanto, es el típico chico que se cree un machito, tiene masculinidad frágil, es un maldito machista, homófobo y se cree guay por meterse con los más débiles. Pero tengo que aceptar, aunque me pese, que lucha demasiado bien. Sé perfectamente que si hubiese empezado totalmente con la mente en pelear y no hubiese pensado que yo no me iba a defender, me hubiese tumbado con un solo dedo, si quería.
Tengo que dejar de pensar en él, porque no se lo merece. Intento levantar mi espalda, ayudándome con mis brazos. Y cuando consigo estar sentada, veo a mi derecha, un vaso de agua y unas galletas. Es entonces cuando me doy cuenta del hambre y la sed que tengo. Cómo si no hubiese comido ni bebido en semanas. Sin dudarlo ni un segundo, bebo del vaso y por primera vez, el agua, me sabe a gloria. Agarro el paquete de galletas y las empiezo a engullir una tras otra.
Oigo pasos, y no sé por qué, me asusto, escondo las galletas y me meto debajo de la sábana, haciéndome la dormida.
Distingo la voz de mi hermana. Supongo que le está hablando a mamá.
Al reconocer los pasos, estoy a punto de levantarme pero mi hermana Lusby habla.-Mami ¿Te comiste tú mis galletas y mi agua? -Me quedo roja de la vergüenza. A juzgar por la luz mañanera que entra por la pequeña ventana, supongo que eso era el desayuno de mi hermana y yo pensé que lo habían dejado para mí. Muy bien, haré como si nada, como si siguiese dormida...
No No No, tengo que dar la cara y admitir mis actos, aunque eso haga que Lusby me deje de hablar para siempre.
-En realidad... Fui yo -Digo apenada mientras me giro y me levanto poco a poco.
Mi hermanita se queda con una cara de asombro así que decido explicarme para que no me odie.
-Yo.... Lo siento pequeña, me levanté y estaba muy hambrienta y vi esas galletas y pensé que eran para m.....
Dejo de hablar cuando mi hermana se tira sobre mí y me abraza en uno de sus tan característico abrazos de oso.
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Cuando caiga el último pétalo.
FantasyAlgo dentro de mi garganta se amontona formando un nudo que me impide gritar pidiendo ayuda. Sigo teniendo miedo. No podré empezar a vivir hasta que supere todo esto que me atormenta. Esto que me ha seguido después de aquél día dónde algo dentro d...