Azul

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Esa noche era tranquila, todo se veía especialmente hermoso desde esa altura, amaba pasar tiempo ahí... Amaba pasar tiempo con aquella persona que a pesar de ser algo fría... Con él era diferente, incluso era algo cálido.

Escucho la puerta ser abierta, luego unos pasos que se acercaban a él, volteó la mirada hacia atrás y con una sonrisa se levantó del borde de la isla, enfrente de el estaba aquel mago que le había robado el corazon desde el primer momento... Aunque este no haya sido el apropiado ni el mejor para aquel azabache.

Una vez estuvo de pie, Observo mejor al hombre delante suyo, llevaba un pantalón holgado de un morado oscuro, unas botas negras altas, en sus hombros tenia una capa negra, de plumas del mismo color aunque algunas tenían coloraciones moradas y azules, llevaba una camisa... Si se podía llamar eso así, que cubría solamente su cuello y sus hombros dejando su pecho... ¡Oh! su pecho al descubierto. Esa era la tercera parte del cuerpo de Vegetta que le gustaba, Su pecho, no era común que un hombre tuviera ese pecho, era algo pronunciado y al estar en esa camisa... le daban ganas de tocarlo, apretarlo entre sus manos... Dormir sobre ellos... Eran deseos que necesitas cumplir.

Por otra parte, la segunda cosa que mas le gustaba era su parte hibrida, ser mago se permitía solo si se era hibrido... Y vege lo era, un hibrido casi puro de lobo negro, uno de los últimos que habían en el continente pues el resto había escapado para perpetuar su especie. Le encantaba esa esponjosa cola que demostraba sus sentimientos sin que se diera cuenta o pudiera controlarlo, cuando estaba enojado se erizaba de un momento a otro, comenzando a moverse de un lado a otro de manera brusca. Todo lo contrario a cuando estaba feliz... Tanto la colita como las oreja de lobo que ocultaba con un gran sombrero de bruja se ponían alerta, sus ojos brillaban mas que nunca y la colita de un momento a otro comenzaba a moverse eufóricamente. Definitivamente, el como hibrido de oso amaba ese comportamiento que los conectaba con la tierra, con el bosque, con la naturaleza.

La primera parte era en efecto, sus ojos, su rostro... Y sus sentimientos, sus ojos eran como dos hermosas amatistas puras, aun en la roca, obscuras pero brillantes, el brillo que le daba la luz hacia que esas orbes destellaran en una gama completa de violeta, incluso estaban ahí los tonos claros que le daban cierto brillo propio. Teniendo la habilidad de cambiar un poco su color a un violeta claro cuando usaba magia... Tambien amaba esa variación... Su rostro era hermoso, delicado, con las facciones mas perfectas que jamás había visto, aun así, su rostro tenia algunas cicatrices, algunas cruzaban por completo su mejilla y su cuerpo también tenia unas cuantas.

 Una voz lo hizo salir de sus pensamientos, era suave y llamativa, incluso llegando a hacer arrulladora y calmada - Rubius... Lamento molestar tu tranquilidad, ya es hora de que te vayas, el paquete debe llegar dentro de 10 minutos.

- no me dejaras irme a ultimo minuto ¿verdad?

- Sabes que no, por algún motivo este paquete dice que tiene que llegar muy puntual - El oso hizo una mueca y tomo aquel paquete mediano, envuelto en un lindo papel regalo dorado con un moño violeta - Ten cuidado.

- Vege, no seas amargado, mejor ven y dame un abrazo - El mas bajo frunció el ceño, se cruzo de brazos y su mirada se oscureció un poco.

Los ojos del castaño bajaron al pecho de Vegetta y este se dio la espalda - mis ojos están arriba, pervertido.

- Al menos lo intente - Se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia uno de los arboles del pelinegro, un árbol bendecido por los dioses para dejarlo pasar y viajar entre mundos, ese era uno de sus tantos trabajos, al estar en el centro de las dimensiones, los dioses le encomendaban entregar paquetes especiales para la gente que lideraba los pueblos bendecidos y protegidos por las mismas deidades.

Vege le comenzó a seguir, aún con las manos cruzadas y con sus mejillas sonrojadas, para el era normal que el otro dijera todo aquello, no era la primera vez... Pero el no sabía que sentía por rubius, en algún punto creyó que sería como la versión de su universo... Un hombre sin corazón que les daba caza aquellas razas que no iban con sus ideales de conquista y destrucción.

Aquel Tierno osito que conocía era otra persona... Tal vez eso era lo que llamaba su atención, esa gran diferencia de personalidades de la persona que conoció hacia ya un tiempo. Al llegar al árbol vege se acerco a este y suspiro y apoyo una de sus manos en las raíces que formaban una especie de ovalo - No demores mucho, cuando regreses solo vete y no me molestes mas doblas.

- Que si vegettita, no seas amargado - Rodo lo ojos, el pelinegro le dio la espalda y apoyo esta vez ambas manos, cerro los ojos y cuando los abrió, brillaban, el ovalo se lleno de una luz y cuando vege se separo le cayo un rayo al árbol y el portal tomo una luz dorada - bien... Me voy.

- Anda... - Le dio la espalda mientras comenzaba a caminar de regreso a su castillo - mucha suerte... - susurró. El oso suspiro y entró al portal, apareciendo en medio de un gran bosque que no conocía, miro su mapa y tenia marcado ya el lugar de la entrega así que no tuvo de otra que comenzar a caminar, siempre se pregunto por que era el encargado de esa tarea, el fue de los últimos en morir en el universo al que pertenecia, según lo que había investigado el y otros de sus compañeros, todos eran almas que habían vuelto de la muerte, venían de diferentes dimensiones. 

Siempre se preguntaba sobre el pasado de sus compañeros, algunos decían no recordar... La mayoría, otros tenían fragmentos de su memoria... El por ejemplo no recordaba nada, solo sabia que tuvo una persona especial pues cuando despertó llevaba en su cuello un colgante de calabaza con una N marcada en el acero. 

Estuvo caminando algunos minutos mas cuando enfrente de el apareció una gran mansion, rodeada por arboles, cercas y reflectores que aumentaban la belleza. Ladeo la cabeza curioso, se acerco a la puerta y luego de buscar un timbre y no encontrarlo, tomo aire - ¡Buenas!

No recibió respuesta pero sus sensibles oídos captaron movimiento por lo que espero, pronto una mujer abrió la puerta, lo primero que notó era la cara de cansancio que tenia, sus ojos eran iguales a los de Vegetta, de un morado hermoso, detallo mejor, logrando ver una cabellera negra larga, su mirada bajo y logro ver... - ¿Qué quieres? ¿sabes que hora son bobo?

- Yo... - Intento subir la mirada, de verdad que lo intento... Pero era difícil con aquello que tenia enfrente - Soy... Soy...

- Mira, quien sea quien seas, he tenido un día muy difícil para que otro pervertido me mire los pechos - Se cruzo de brazos, cubriendo sus pechos.

Los ojos verdes al fin conectaron con los morados y algo sonrosado se enderezo y le extendió aquel paquete, la pelinegra sonrió al reconocer el envoltorio, tomo el paquete y miro de nuevo al hibrido que estaba frente a el - no eres de por aquí ¿cierto?  

- No... Solo venia a entregar esto... Señorita...

- Samantha, me dicen Samantha - Una cálida sonrisa apareció en los labios de la chica mientras la mirada de esta le recorrían todo el cuerpo - ¿no te gustaría pasar a tomar algo? - Se hizo a un lado, dejando que entrara a su casa, la chica de verdad era linda, además llevaba unos shorts deportivos y un crop top negro... Su figura era... Era de otro universo, tan definida y perfecta para el...

Cerro los ojos y solo podía pedir en su mente que le dieran la fuerza para resistirse de esa tentación... 

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Comenzamos nueva historia!!!

Gracias a IamVex999 por el dibujo de portada y por la aparición de la Veg Fem.

Espero poder actualizar con regularidad 💜 también espero que les guste mucho esta historia, intente hacer algo... Diferente.

彡❤[𝒟𝐼𝑀𝐸𝒩𝒮𝐼𝒪𝒩𝐸𝒮]❤ミDonde viven las historias. Descúbrelo ahora