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𓂸𝑨𝒎𝒐 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒑𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒎𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐...

Después de una larga charla con Merlon, el azabache de ojos morados caminaba por el pueblo reflexionando lo anterior tratando. No sabía si lo que estaba haciendo junto con los Dioses era lo mejor, tal vez para Karmaland si pero... ¿Que hay de su Willy?

Los Dioses esperaban demasiado de ellos, en especial en el dúo Wigetta, cuando se juntaban podían lograr lo que sea. Eran su complemento y equilibrio, el bien y el mal en perfecta armonía. El corazón y cerebro trabajando para mover un solo cuerpo. No podían estar separados, por ello tenían que trabajar para confiar ciegamente en el otro.

Todos pensarían que Willy sería el primero en traicionar y posicionarse al frente de dicho acuerdo no escrito, un ser egoísta que solo pensaba en su beneficio y que actuaba por su cuenta. Para los Dioses su mera existencia era un peligro alarmante.

Pero ahí estaba Vegetta, pensando en como sería la mejor forma de traicionarlo por la espalda. No lo había visto en un largo tiempo, había hablado con sus demás compañeros acerca de el, no le decían mucho pero en lo que todos coincidían es que el albino estaba chetadisimo, nadie podía bajarle más de 4 corazones y eso es lo que preocupaba a Merlon.

Era el único que tenía un Dios personal para seguirlo las 24 horas del día y administrarle un encantamiento para evitar que pensará con claridad, era una especie de droga incapaz de percibirse que lo mantenía tranquilo. Este Dios había informado todos sus avances concluyendo que la dosis no era suficiente pero si lo aumentaban el otro se daría cuenta.

Y ahí es donde entraba Vegetta, tenía la tarea de administrarle una poción para su nueva dosis. Al principio le pareció excesivo pero con lo que le había explicado Merlon, solo se estaba adelantando a los hechos, estar un paso por delante por si algún día el pensaba en traicionarlo. Sabía que estaba mal pero no podían culparlo, su anterior matrimonio fue un fiasco.

Paso cerca de la comisaría y al dar un vistazo rápido lo vio en uno de los muelles, aún llevaba su traje de policía. Este estaba pescando sumido en su mundo con la cabeza baja, dio un suspiro dándose ánimos para acercarse.

Vegetta: ¡Hombre mi Willito! ¿Que tal va el día? -Gritó con su típico tono chillón.

Willy: Hombre Vegetta, estoy esperando los libritos haber si pesca uno -Respondió mirándole unos segundos para regresar su vista al agua.

Vegetta: Ya picareis amigos, ya picareis -Se sentó a su lado uniendo sus manos, el otro solo dio un respingo haciendo saber que lo había escuchado.

Ambos se encontraban en silencio, no era incómodo para nada solo los dos se encontraban en sus propios mundos. Por alguna razón no quería hacerlo pero debía tener prioridades además estaba haciéndole un favor. Si ambos fueran maduros las cosas entre ellos serían más fáciles.

Willy: Alex, Fargan y Rubius me han dicho que mis trampas son lamentables, quizás debería dejar eso de lado -Rió sin apartar su vista con una voz apagada.

Vegetta: Eso es bueno ¿No? -Se burló con su vista fija en el, este solo asintió -Por la noticia, hay fiesta en mi casa, solo tú y yo.

Willy trato de negarse, algo en el se decepcionó al escuchar eso de Vegetta, de verdad esperaba que alguien le mintiera diciendo que sus trampas eran las mejores, porque era lo que más le encantaba hacer, incluso más que las travesuras y las aventuras.

Solo necesitaba escuchar que era bueno en lo único que disfrutaba y ponía todo su empeño, porque aún que nadie lo apreciaba, siempre dejaba una parte de el en sus trabajos. Siempre hubo un pensamiento bien estructurado adaptado a cada uno de sus compañeros.

Cuando llegaron, un sentimiento de inseguridad apareció en el dueño del castillo, ¿Y si Willy le había mentido solo para hacerle una trampa dentro de casa? Aunque todo el camino se mantuvo con la mirada sería limitándose a escuchar lo que el decia, se sentía raro e inclusive incómodo.

Willy: Este muro... No es simétrico Vegetta -Lo interrumpió de sus pensamientos para ver lo que decía, efectivamente, para hacerlo simétrico tenía que añadir tres filas de bloques a la pared, suspiro con frustración ¿Cómo había cometido semejante error? Le tomaría al menos tres días -Venga, ve a buscar material mientras yo tiro la pared abajo.

Le sorprendió bastante esa disposición pero no sé quejo, necesitaba la ayuda. Subió con material y el albino estaba quitando los últimos bloques. Le informo sobre que los dejaría en un cofre mientras el quitaba la tierra para el piso.

Ambos quedaron en un silencio que a veces era interrumpido para comentar acerca de una serie, los nuevos enemigos o simplemente para un chiste malísimo de parte de el azabache. Este último lo observaba con cuidado, de verdad se sentía extraño y distante. Era como si estuviera conviviendo con una persona completamente diferente.

Una vez que terminaron se dio la vuelta para contemplar los resultados, por el rabillo del ojo se fijo en que Willy plantaba una mina en el piso, ¿De verdad tanto así le afectaba lo que los Dioses le echaba cada día? Ya sabía a lo que se referían Alex, Fargan y Rubius. Le dio un poco de pena ya que siempre se reía cuando alguien caía.

Lo pensó un poco, tenía que admitir que este día fue demasiado tedioso y aburrido sin el humor que caracterizaba a su novio. ¿De verdad así sería de ahora en adelante? Siempre deseo que por solo un día tomara una actitud como la de el, que no hubiera maldad en su actuar y ahora que lo tenía era horrible.

Tomo la poción que había estado escondida en su cinturón, la miro y tomó una decisión. Posiblemente sería castigado y se arrepentiría después pero un solo día basto para saber que no lo cambiaría nunca, amaba sus diferencias porque eso en lugar de alejarlos los unía más.

Sonará egoísta pero no quería que Willy dejara de depender de el, no quería que otro lo complementara, no quería perder su Yin. ¿Quien sería el entonces? Al perderlo a él era como perderse a si mismo, después de todo, no hay luz sin oscuridad.

Suspiro y cerró los ojos escondiendo otra vez la poción, se giro para ver a su compañero dándole una sonrisa reluciente. Le agradeció por su ayuda caminando directamente hacia la mina mal escondida, una vez que piso todo estalló en una explosión. Por unos segundos escuchó un pitido a causa de está pero cuando se aclaró lo único que escuchaba eran las grandes carcajadas de su pareja.

Eso era lo que había extrañado durante este tiempo, ¿Que diablos estaba pensando hacer tratando de desaparecer esa risa? Todas sus dudas fueron aclaradas en ese momento. Era como si el mismo Jesucristo le hablara directamente.

Su única misión era mantener esa risa por lo que le quedaba de vida, ya encontraría una forma de que los Dioses le dejarán en paz, por el momento se limitaba a dar leves gritos pidiendo que lo reviviera por los niveles de experiencia, aunque era mentira, no poseía ni un solo nivel solo que eso aumentaba la risa del contrario.

...𝑨𝒎𝒐 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒑𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒎𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔𓂺



𝐖𝐢𝐠𝐞𝐭𝐭𝐚 𝑺𝒉𝒐𝒓𝒕𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora