1.~El hombre apuesto y desconocido

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-¡Si no te levantas ahora voy a quemar tu piel ¿Lo has entendido, T/N?!

Fueron las primeras palabras que escuchaste antes de ser sujetada horriblemente por el cabello y ser lanzada contra la cama nuevamente.
En tu expresión se dibujó solo un poco de dolor, pues estabas acostumbrada a éste tipo de tratos.

En días como ese a primera instancia solo podías pensar

~¿Quién Diablos es esa mujer?~

Pues el alcohol solía terminar con tu memoria en solo una noche debido a que no eras muy tolerante a éste.
La respuesta a tu pregunta venía a tu mente como una flecha, aquella persona se llamaba Savvanah, y era la persona a cargo de ti.

Tu único trabajo era bailar para entretener a las personas de clase media-baja y, a pesar de que tu baile era excelente y solías hipnotizar a los hombres con solo mover tu cuerpo al ritmo de una canción, jamás tuviste la oportunidad de llegar más allá de eso puesto que Savvanah era quien administraba los lugares en que te debías presentar.
¿Qué podías hacer? Siempre habías estado en su compañía, pues ni siquiera sabías cuál era tu lugar de orígen, desde que tenías memoria ella era quien te cuidó, habías presentado dotes para bailar como nadie más lo hacía y ésto te llevó a viajar tantos años por diferentes lugares hasta que simplemente perdiste el interés de querer huir de las garras de aquella mujer.

Savvanah por profesión se dedicaba a comprar y vender más mujeres y niñas como tú. A ti simplemente te conservaba porque generabas dinero como nadie más lo hacía, pero tus acompañantes nunca tenían esa suerte, y puesto que tú eras la estrella del show, eran las que te seguían en belleza quienes vendían a aquellos hombres interesados en los bailes nada comunes que solían hacer.
Y para las chicas menos hermosas solo eran vendidas como esclavas, y si tenían suerte, serían vendidas como sirvientas.

Una regla importante y principal de aquel negocio en el que participabas era NUNCA vender tu cuerpo, sin importar la cantidad de dinero que fuera ofrecida.

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Al abrir nuevamente tus ojos notaste a aquella mujer viéndote con desprecio para inmediatamente tirar una cubeta de agua caliente sobre ti. El agua no era suficientemente caliente como para dañar tu físico, puesto que no era tan tonta, simplemente hacía que tu piel ardiera.

Te incorporaste de un salto en el suelo mientras agitabas tus extremidades para que el aire frío detuviera el dolor.

-No estaba jugando, T/N. Ahora que te has despertado preparate, tienes una presentación más.
-Pero ayer ya me presenté, me siento tan cansada que-
-¿Cansada?

Interrumpió.

-No me vengas con eso. ¿Cómo podrías estar cansada si lo único que haces es mover tu cuerpo de un lado a otro provocando hombres?

Dijo mientras balanceaba su esquelético cuerpo de un lado a otro a manera de burla.

-No eres más que una P*ta "decente"

Fueron sus últimas palabras antes de marcharse riendo.

~¿Qué importa lo que esa vieja artesanía tenga por decir? ~

Pensaste.

Tu mano solo tomó el cepillo sobre el tocador y después de sentarte en la pequeña banca comenzaste a peinar tu cabello. Tu mirada se centró repentinamente en un periódico sobre la mesa, parecía todo ser común al igual que siempre, sin embargo una imagen llamó tu atención pues era de la amante de el emperador, una joven de cabellos plateados y ojos oscuros que parecía muy hermosa, siempre que la veías en los periódicos solo te quedaba admirar y codiciar sus libertades.

Don't touch the crown! because you don't need it ❀La Emperatriz Divorciada❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora