8.~Un desconocido con poder

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Mientras te encontrabas sentada en los jardines del Palacio comenzaste a preguntar qué debías hacer ahora, quizás el regresar a la mansión de Lotteshu no era la opción pero ¿Y si Saavanha te encontraba? Aquellos pensamientos llenos de catástrofes volvieron a ti y en un instante Ergy se sentó a tu lado con esa típica sonrisa amable que sabías bien que era una farsa, pero solo así saliste de aquellos malos pensamientos.

—Aún duele, ¿No es cierto?

Preguntó en un tono leve.

—Solo fueron heridas superficiales...

—No era a eso a lo que me refería, pero aun así deberías saber que un bello rostro como el tuyo no debería ser dañado nunca. Ten más cuidado en el futuro.

Comentó mientras tomaba suavemente tu barbilla y sus ojos se encontraban con los tuyos, pero esos ojos verdes te daban a entender un plan siniestro.

Repentinamente se puso de pie mientras decía:

—Sígueme, creo que conozco a alguien que puede darte lo que buscas.

—Yo... No creo en la existencia de alguien así, Ergy.

—¿Tienes a donde ir?

Fue su pregunta, no obstante, en su tono de voz había un ligero toque de arrogancia pues conocía la respuesta tan bien como tú. Por tanto solo respondiste con un largo silencio.

—¿Vendrás conmigo?

Insistió Ergy mientras extendía su mano hacia ti, y en respuesta solo la sostuviste, como siempre, con obediencia y en total silencio.

Había una parte aún en tus adentros que no paraba de gritar y suplicar tu huida pues las probabilidades de que te vendiera a un desconocido eran totalmente altas.

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Mientras caminabas detrás de él, hundida en el silencio, su caminar se detuvo y volteó para darte una instrucción. 

—¿Podrías bailar una vez más?

A pesar de que te lo había pedido repentinamente jamás en toda tu vida habías cuestionado el por qué, y en ésta ocasión tampoco. Simplemente seguiste guardando silencio y comenzaste a balancear tu cuerpo con aquellos movimientos que solo tú podías hacer, y minuto a minuto tus pensamientos se perdieron en aquellas sutiles caricias de el viento que rozaba tu piel. La manera en que tus brazos subían y bajaban con una gracia que parecía ser de otro universo, era un baile tan apasionado con una mezcla de emociones en donde sobresalía el dolor que ahora sentías, el dolor de no saber qué hacer o a donde ir, ese sentimiento de saber que en ningún lado te esperan y creer que todas las personas te buscan solo por un motivo... 

Sí... Eso eras, un frágil objeto que cualquier persona podía tener en su posesión... Como aquella muñeca de porcelana que pese a haber sido una gran reliquia ahora será vendida al mayor postor, sin embargo también eras aquella que en cualquier movimiento podría ser quebrada al deseo del comprador y si tu belleza se fragmenta en pequeños pedazos... Nadie compraría la porcelana de una pieza destruida. 

Justo en el instante que las lagrimas tibias comenzaron a recorrer tu cara un brazo te sostuvo en ese toque suave y repentino que parecía querer evitar tu sufrimiento. Aquellos ojos oscuros que encontraste al abrir la mirada dejaban ver la mayor cantidad de humanidad que jamás habías visto, era alguien que no quería ver correr más lagrimas de ti a pesar de no conocerte. Sentías con toda certeza que aquel hombre apuesto, más allá de querer tu belleza, entendía tu dolor aunque no fuera igual.

Don't touch the crown! because you don't need it ❀La Emperatriz Divorciada❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora