el incio¡

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— ¡Habitantes de Tortillaland!, el día de hoy es un día muy especial, ya sabrán el porqué — exclamó un chico de mechón naranja — Y para los que no saben, ojo para ti Ibai — algunos rieron — Llegan los nuevos integrantes a quedarse aquí, algunos vi...

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— ¡Habitantes de Tortillaland!, el día de hoy es un día muy especial, ya sabrán el porqué — exclamó un chico de mechón naranja — Y para los que no saben, ojo para ti Ibai — algunos rieron — Llegan los nuevos integrantes a quedarse aquí, algunos vienen de guerras otros de pueblos santos, como sabréis, cada año hacemos una fiesta de bienvenida y aniversario por un año en este pueblo — explicó detalladamente en lo alto de un balcón — Ahora si, podréis ver a los nuevos integrantes que poco a poco se convertirán en nuestra familia.

El portal de dimensiones apareció, tornándose a colores rojo y azul, los ciudadanos del lugar observaban atentamente la entrada, uno grito sorprendido, señalando a una persona salir de allí.

De pronto un conjunto de gente salió, todos atemorizados del nuevo mundo.

— No tengáis miedo, el pueblo ahora es vuestro hogar.

Aquellas personas desconocidas asintieron, integrándose con los demás.

Un chico con actitud energética saludaba a todos con un abrazo, la emoción de haber llegado a un nuevo mundo y hacer amigos lo enloquecida, miro a todos lados buscando a una persona que no había saludado y lo encontró, este se encontraba alejado de toda la gente, asechando con la mirada.

El castaño sin pensarlo fue hacia el.

— ¡Hola! — levanto una mano en señal de saludo.

El otro lo miro extraño.

— Hola.

— ¿Sos nuevo? — preguntó — ¡Qué boludo qué soy!, claro, vos sos el chico oso, ¿me recuerdas? Yo te preste una remera, ¡mirá! Ahí la tenés.

Sonriendo incómodo, el híbrido asintió, sintiendo mucha positividad en esa contextura enana.

— ¿Tenés donde quedarte?

— Hace unos minutos que estamos aquí.

— puff, cierto, soy un boludo.

— Si que lo sos — respondió.

El chico soltó carcajadas — Me caíste bien, ¿como te llamás?

— Spreen.

— ¿Y vos? — fingió preguntarse el mismo — Yo soy Carrera, me podes decir Carre.

— Piola.

— Si buscás donde quedarte, conocí a alguien que nos puede dar lugar, ¿venís?

Spreen al ser desconfiado, dudo en aceptar, ya que en su pueblo pasado, la primera regla era "no confiar en nadie", esa regla se la pasó por el culo, conociendo a los mejores amigos que pudo tener, fue bonito mientras duro, todos murieron en la prueba final siendo el uno de los pocos sobrevivientes del mundo.

Y el pueblo reciente en el que estaba, sobresalía en ser unos de los lugares más calmados del mundo.

Además, el chico enfrente suyo, parecía un sujeto amable.

— Te sigo — dijo.

— Lo pensaste mucho, eh — codeo al híbrido — No te preocupes querido amigo, estaré con vos en todo momento.

Al escucharlo, le disgusto la idea por completo.













Se viene capítulos cortos pero con actualizaciones diarias ;))

𝗽𝗮𝗿𝗲𝗰𝗶𝗱𝗼𝘀 ¡ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora