VIII: Reencuentro

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Recuerda, fue tu decisión
Montar tu vida en ese avión
Tengo testigos, me convertistе en tu enemigo
Si hay tantos pеces en el mar
¿Hoy por qué vuelves a buscar algo conmigo?
Si ya acepté no estar contigo

—No hay mas que hablar, Morat

Martín sale de la ducha, con un pijama y el pelo húmedo, secándolo con una toalla

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Martín sale de la ducha, con un pijama y el pelo húmedo, secándolo con una toalla.

Al pasar por la cocina nota a su hermano y a Isa hablando, tratando al parecer algún tema interesante.

Se acerca hacia ellos aun secando su cabello y rápidamente es atrapado por los brazos de Isa.

Simon y Juan Pablo siguen conversando, y Martín sintiéndose cansado de todo el día jala de la camiseta de Isa buscando su atención.

—¿Vamos a dormir Isa?— susurra Martín.

—Oh, claro pequeño, pero primero habría que preguntarle a Moncho, ¿no crees?— el menos asiente y se acerca a su hermano.

—Simón, ¿puede quedarse Isa a dormir?

El de gafas mira a su hermano unos segundos y luego a Isa, el cual asiente disimuladamente —Esta bien. Yo igualmente iba a pasar la noche en casa de Villa.

—Usted y Villa pasan mucho tiempo juntos, ¿estan saliendo?— pregunta Martín.

—¿Que? ¿Villa y yo? Pfff, porque iriamos Villa y yo a- pffff que ideas mas locas Marto— divaga Simón— ¿porque iriamos a estar saliendo?, no se porque lo dicen, no somos tan obvi- digo, no somos nada, osea somos amigos, pero solo amigos, buenos amigos, ajá— murmura.

—Ehmm, Simón solo era una pregunta.

—Ya se que era solo una pregunta, pero solo somos amigos.

—Ya, ya entendimos Moncho, ya vete tranquilo— dice Isa colocando una mano sobre su hombro.

Simón está a punto de irse cuando recuerda que su hermano e Isa están saliendo, o algo parecido. Se cruza de brazos, mirándolos seriamente.

—Vosotros dos me tenéis que prometer que no vais a quemar la casa, no vais a hacer cosas que yo no os dejaría hacer, ya sabes a que me refiero Juan Pablo, ni vais a comer comida basura ni vais a tomar ni os vais a drogar. Ni nada que no deberíais hacer.

—Oh dios mio, que pesado eres Simón, no puedo creer que seas mi hermano, ya vete y pasalo bien con Villa— dice Martín empujando a su hermano fuera de la casa, dandole finalmente una palmadita en la espalda, viendo como se aleja.

Mi suerte [Isargas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora