Plumas

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Era de noche

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Era de noche. La sala estaba a oscuras simplemente iluminada con la muy poca y nítida luz que parecía querer colarse entre las cortinas.

Algunos ruidos de cristales chocando alertaron al arcángel. Parecía que algo o alguien se había colado a su hogar.

Apareció, justo detrás de Adam, que no estaba en su recamara. Vio como hurgaba entre los cajones de la vitrina que tenía fotos de su madre y él. Parecía un pequeño ratón, ansioso por encontrar algo que comer, buscando de manera sigilosa.

-¿Qué haces?-Preguntó viendo como cerraba de manera lenta el cajón. Adam saltó al escuchar que había sido descubierto.

-Amigo, pensé que dormías.-respondió alegre dándose la vuelta. El ángel lo vio severo con los brazos cruzados.

-No duermo, lo sabes.-Contestó de manera indiferente.-Responde ¿Qué hacías?

Si había algo que le molestaba a Michael era los secretos. No le gustaba que Adam guardará cosas de él, como si no quisiera mostrarse por completo. No quería que le diera miedo dejar ver cada lado de su personalidad.

Aunque había secretos que le gustaban como las sorpresas, solo que esta no parecía esa clase de secretos.

-Yo... bueno...el humano sintió miedo al ver la mirada azul del arcángel. Era obvio que estaba perdiendo la paciencia.-Es... es algo vergonzoso.-confesó por fin.

Los ojos de Michael se fueron apagando, pero la mirada de molestia continuó.- ¿Y?

-¿¡Y!?-Adam quiso hacer énfasis.-No quiero contarte...

Mala elección de palabras. Michael, a pesar de que odiaba tomar el control del cuerpo de Adam sin su consentimiento, lo hizo. Quería saber qué era tan malo que no iba a mostrárselo. Posiblemente eran regalos de una amante secreta o algo incluso peor.

Sus ojos se abrieron a la vez que brillaron al ver lo que había dentro del cajón. Plumas.

No cualquier tipo de plumas, plumas de sus alas. Plumas oscuras como la noche con una pequeña nota atada a cada una de ellas.

-No quería que supieras de esa forma.-Adam habló triste detrás del arcángel. Este se dio la vuelta, su cara era de arrepentimiento y culpa.-Yo quería decirte de manera... diferente.

-Adam yo...

-Sé que lo sientes.-caminó hasta él. No quería justificar que ese tipo de acciones impulsivas eran dañinas para ellos, pero estaba aprendiendo a ser parte de los humanos.-Así que tranquilo.-le sonrió mientras veía el cajón a lado suyo.-Es mi pequeña colección.

-¿Colección?

-Sí, aunque... funciona más como álbum de recuerdos.-sonrió aún dolido por las acciones del ángel.-Son plumas que caen de tus alas y yo... yo las tomó y les agrego una nota de algo que hicimos en ese día.

Y tenía razón. Había una pluma para cada una de las ocasiones que Michael guardaba en su memoria. Una nota era reciente, con la fecha de su primera cita y el mensaje: "primer campamento juntos. A Michel le gustaron los smores." Había otra, con la fecha de su cumpleaños: "Primer cumpleaños. A Michael le gusta el mismo pastel que a mí." Otra más con el día donde no tuvieron luz eléctrica: "Nuestra segunda primera vez juntos." Y así, otras tantas más.

-Yo... lo hice en caso de que...-Adam no encontraba cómo justificar esa acción que parecía enferma, incluso obsesiva, pero lo intentaba. Intentaba hacerlo de una manera en que no pareciera tan extraña.-De que tú volvieras a irte...

-No me iré.-interrumpió al verle de esa manera.-Nunca me iré otra vez.

-Moriste una vez, Michael. No quiero volver a estar solo; no quiero estar sin nada que me recuerde lo que fuimos tu y yo.-Una lágrima salió de Adam, Michael sintió sus mejillas mojarse al sorprenderse llorando de la misma forma. Era verdad, ya lo había abandonado y ahora, él solo buscaba cómo mantener parte de él a su lado.

-¿Tanto así...?-el arcángel acercó su mano a la mejilla del humano. Buscando que su vista se uniera.- ¿Tanto así me amas?

Adam asintió. Sabía que Michael entendería sus razones y, por fin tenía la pregunta perfecta para decirle eso que cayó cuando volvió a verlo.-Sí.-respondió.-Tanto así lo hago.

Michael se alejó un poco de Adam, extendiendo sus alas frente a él. Adam las vio, imponentes y llenas de resguardo. El arcángel vio a una, extendiendo su brazo para tomar entre sus dedos una de sus plumas. Tiró, lo suficientemente fuerte como para que la pluma se arrancará.

Al terminar, de nuevo escondió sus alas caminando a un pequeño escritorio que Adam tenía. Tomó una libreta junto con un lápiz y escribió algo en ella. Caminó con la nota y la pluma en sus manos de nuevo a Adam y se las extendió. Adam tomó los objetos a la vez que sentía un beso en su frente.

Ante la impresión, se quedó quieto. Era el primer beso que Michael le daba de manera tierna, pura e inocente. Cuidando de él.

-Cuando termines, vuelve a la cama.-habló a lo lejos, caminando a la habitación.

Adam, de nuevo, tenía el control de su cuerpo. Volteo a verlo pero ya no estaba. Vio la pluma con la nota en sus manos y se apresuró a leerlo.

3 de octubre: El día en que comenzamos a pertenecernos.

Dia 6: Plumas

Hasta la eternidad (Midam Week)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora