Para Kiritsugu Emiya la vida últimamente no era nada fácil, bueno pon pausa a eso, su vida nuca había sido nada fácil.
Es solo que últimamente la vida lo estaba pateando en las bolas un poco más frecuentemente que antes.
Para empezar, nacer en un mundo como renmant, donde los humanos usan el poder de sus almas para pelear en contra de bestias que buscan exterminarnos, ya había sido una mala señal de su suerte, pero al menos todos los seres humanos en el planeta compartían con él esa miseria.
Pero el destino pareciera haberlo elegido como su bufón personal, un mártir al cual constantemente le lanzaba la mayor cantidad de mierda que fuera capaz de soportar.
Su vida fue una tragedia de inicio a fin a tal nivel que era casi cómico el como todo lo que llegaba a amar tarde o temprano perecería ante él.
Saliendo de las ramas del bosque que rodeaba lo que una vez fue un pequeño asentamiento, se mantuvo rígido con cada paso que dio, decir que estaba sufriendo era ser positivo, el fuego que devoro la vida de cientos de almas humanas se había aferrado duro a la ya escasa esperanza de vida que le quedara.
Años de trabajar como mercenario por fin le habían comenzado a cobrar factura, por lo bajo se dedico a maldecir a sus compañeros de oficio, la mayoría de los mercenarios podrían haber estado quedándose calvos de vejez y aun así poder correr un maratón, el en cambio tan joven como era, recorrer unos cien kilómetros a paso lento ya lo estaba dejando echo polvo.
Gran parte de su situación actual era debido a la ausencia del mayor poder al que los humanos en remanente tuvieron acceso.
El aura , aunque sonara estúpida realmente era algo
Dejando la cursilería de la luz del alma aun lado, el poder que le concedió a los humanos fue en pocas palabras útiles
El aura fortaleció al usuario a la vez que lo protegía y curaba, era como tener una especie de armadura invisible que sería tan fuerte como lo fuera de tu alma.
Como si eso no fuera suficiente también le concedía al usuario una habilidad única llamada semblance.
De nuevo dejando a un lado el nombre ridículo, estos "poderes únicos" probablemente fueron la mayor arma que los cazadores tienen para combatir la amenaza de los Grimm.
Para cualquier persona, la descripción del aura sonaría genial, después de todo tener " superpoderes" sonaría asombroso para cualquiera.
Pero para él era solo útil y nada más que eso, no era que no supiera apreciar una característica tan única de los habitantes de su mundo, era solo que desde que fue un pequeño renacuajo estuvo expuesto aun poder superior a la llamada aura.
Después de todo que diablos era una cosa como el aura, alado de un poder tan descomunal como lo fue la magia
Kiritsugu era un mago, uno de los pocos que quedaron, este mundo tan rico en mana como era, fue bastante primitivo en comparación al que vino antes de el.
Los tiempos donde predominaba la magia y los magos eran conocimiento general y no un simple cuento de hadas.
A ese tiempo se le conocía como la era de los dioses, un momento de la historia de su mundo que era ajeno a los que actualmente habitaban en él, la única razón por lo que la conocía era debido a que en su hogar de la niñez, solo había libros viejos y destartalados para leer si no quería morirse del aburrimiento.
Culpaba a su padre por eso, el hombre fue uno loco obsesionado con llegar al fenómeno conocido como la raíz, supuestamente esta era la cúspide de la hechicería y contenía todas las respuestas a la llamada verdadera magia.
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Destino: Cazador sin nombre
FanfictionForjado en las llamas del incendio que marco su existencia. El humano que fue antes de esa noche quedo consumido por las llamas malditas provocadas por un conflicto ajeno a él. Sin nada ni nadie lo único que lo mantiene caminando es la promesa que h...