El camino a la facultad siempre era ameno al lado de Jeonghan. Podían hablar de literalmente cualquier cosa porque tenían un montón de cosas en común. Minghao se sentía afortunado de tenerlo.
–¿Avances con Junhui? –le preguntó.
–Sí. Que paso de él. Estoy hasta los cojones ya. Dice algo y después hace lo contrario. No estoy para que me mareen.
Ambos se rieron. El frío del otoño se empezaba a sentir, pero Hao no había bajado chaqueta. Los restos de una niebla que se empezaba a disipar de acariciaba los brazos desnudos y le provocaba escalofríos.
–¿Qué clases tenemos hoy? –cuestionó Minghao.
–Paleografía, Arqueología y Medieval.
–Odio Paleografía.
–Y yo.
Como siempre, llegaron a la facultad antes de tiempo y, aunque sus amigos estaban en círculo contando batallitas a la entrada del aula, ellos dos prefirieron entrar a pillar sitio. Estaban en la esquina izquierda de la clase, un lugar al que sabían que Seonghwa no se acercaría. Pasaban los minutos y, en cuanto el profesor entró al aula, lo hicieron el resto de alumnos. Seokmin, que se había puesto al lado de Hao, se inclinó hacia él, para formularle la misma pregunta que le había Jeonghan de camino:
–¿Avances con Junhui?
–Que paso de él.
–Mejor. Se salta el día de piernas. Y soy team Yunho.
Minghao no pudo evitar reír. Yunho era el compañero de habitación en la residencia de Seungcheol, mejor amigo de Hansol y novio de Jihoon, su tercer compañero de piso. Hacía unas semanas, lo habían intentado liar con él, evidentemente fracasando de forma estrepitosa en el intento.
Las clases transcurrieron con normalidad. Minghao no tenía capacidad de concentración debido a la gripe, así que se pasó las tres horas en Twitter, al igual que Mingyu, que se sentaba delante y se dedicaba a darle like a absolutamente todo lo que twitteaba Hao. De vez en cuando, también se daba la vuelta para hacer cualquier comentario aleatorio, que de casi todas las veces era "sexo" sin contexto.
–Me quiero morir –dijo Seokmin, cuando faltaban cinco minutos para el fin de las clases.
–Y yo.
Lo único que quería Minghao era llegar a su casa, tumbarse en la cama y dormir hasta dejar de estar enfermo. O para siempre. Estaba tan cansado y decaído. No lo quería admitir, pero el tema de Jun lo deprimía y mucho. No entendía a ese hombre al que juraba conocer bien. Y le dolía.
–¿Quién sale jueves? –la intervención de Yujin sacó a Hao de sus pensamientos.
–Yo –respondió Joshua al momento–. ¿Minghao?
–Yo no. Tengo gripe.
–No nos puedes dejar solos. Somos el trío de solteros. Trío significa tres personas: tú, Yujin y yo. No sólo Yujin y yo. Venga, necesitamos pillar con alguien. Seguro que te anima.
–Me lo pensaré.
No le apetecía pero, ¿y si se encontraba con Junhui? Así podría hablar con él y preguntarle cuál era la situación, si de verdad le interesaba o no porque, por mucho que dijese que pasaba de él, no era verdad. Probablemente acabase saliendo de fiesta. Con desgana y con una tos de fumador compulsivo. Pero lo no era porque lo había dejado la semana anterior. Entonces, decidió que sería una buena idea tragarse su orgullo y enviarle un mensaje a Jun.
Minghao: ¿Vas a salir el jueves?
Pero nunca hubo respuesta. Ni ese día, ni al siguiente, ni tampoco al que le fue después. Pero no nos adelantemos, porque ese jueves ocurriría uno de los puntos clave de esta historia.
Al volver a casa más tarde, acompañado por Jeonghan, se tomó un paracetamol. No tenía demasiada hambre, pero sí que le apetecía una hamburguesa del Burger King. Muchísimo. Era lo único que lo podría hacer feliz en un día tan de mierda como lo estaba siendo aquel. Así que fue al salón, donde estaban Seungkwan y Jihoon. Se dejó caer en el sofá, exhausto. Cerró los ojos, antes de sufrir un ataque de tos.
–Estás fatal –le dijo Jihoon, mientras tendía la ropa en el pequeño balcón del salón.
–Estamos –respondió Seungkwan–. Hoy por la mañana en clase casi vomito de toser tanto.
–Me quiero matar –comentó Hao–. ¿Pero sabéis qué me quitaría las ganas de morir? Pedir al Burger King. Kwan, ¿pedimos al Burger King?
–Sí, sí, sí –le contestó con entusiasmo–. Te invito yo, así ya te pago en dinero que te debo. ¿Se puede programar el Glovo?
–No sé. Pero yo ya tengo hambre. Jihoon, tú no quieres, ¿no?
–No, no. Con la de sopa que tengo no necesito más comida en semanas.
Minghao sonrió. Así, con Hoon y Kwan, los tres, en el salón, se sentía en paz, cosa que no había sentido en todo el día. Pero poco le duró era calma.
–¿Has hablado más con Jun? –preguntó Seungkwan.
–No. Pero mañana salgo. A ver si nos vemos.
–Yo creo que es un poco imbécil. Me ha enseñado Hansol el tweet. ¿A quién le gusta estar soltero?
–A todo el mundo –intervino Jihoon–. Hasta que se dan cuenta de que no tienen una vida sexual decente.
–Pues yo antes cuando tenía novio no tenía una vida sexual decente –protestó Minghao.
–Sí, ya sabemos que Seonghwa la tenía pequeña –Seungkwan se mofó–. Por cierto, ya he pedido. Lo de siempre, no sé si querías algo distinto.
–No, no. Lo de siempre está bien –Hao suspiró–. Ahora me siento mucho mejor. He pasado un día de mierda.
Wonwoo entró en el piso. Se molestó en saludar a sus tres compañeros de piso, irrumpiendo en el salón con sus fuertes zancadas, haciendo demasiado ruido.
–Hola. He ido a recoger a Xiaoting. Por cierto, Minghao, dijo que no te reconoció hoy en la facultad. Que estabas raro con las gafas y vestido todo de negro.
–Siempre me visto de negro cuando viene el frío. Y llevo ya más de un mes con gafas.
–Yo te he visto como siempre –dijeron Seungkwan y Jihoon al mismo tiempo, antes de soltar una larga carcajada.
Wonwoo se fue a su cuarto. El ambiente era pesado cuando él estaba alrededor. Últimamente estaba muy raro. Hacía comentarios fuera de lugar sobre los cuerpos de sus tres compañeros de piso y eso, evidentemente, les molestaba. Mucho. Pero Minghao no pensó en eso. No tenía tanta capacidad para pensar ya, después de un día tan largo. Sólo disfrutó de su cena junto a sus amigos, antes de irse para cama, más feliz de lo que habría esperado. Un Burger King puede alegrar el día a cualquiera.