No pude dormir con la pedazo de diarrea que me entró por lo de anoche .
Me levanté de mi cama , me vestí y desayuné solo.
Mi padre Chayanne nunca estaba presente ni en casa y en mi vida.
Cosas de ser Chayanne.
Me monté en mi carro de princesa , conducido por Cristiano Ronaldo.
El muy pesado no paró de suplicar para recibir el puesto, y como daba pena ajena se lo concedí.
Me bajé del carro y cogí mi mochila de aguacate.
Tiempre potaxie chiques.
Ahí en el pasillo el Suárez me esperaba.
–¡Vega! Guarro ayer no te vi cabrón.
–Bro , tuve inconveniente pero ahora todo de puta madre picha.
–Siiii?
–Yes bro.
–Cabrón me vas a salir bilingüe y to churra.
–Ya ve my brother.
–Buah.
Nos dirijimos juntos a clase hablando sobre el verano , nuestros líos y tal.
Pero había algo que me inquietaba , el hecho de no haberle mencionado nada de lo que pasó ayer con lo de Pedro , el beso con diarrea de Raúl...
¿Se lo debería contar?
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Ya en el recreo nos sentamos todos en un círculo, nos pusimos todos a hablar y después de unos minutos todos miraron a mi dirección.
Espera.
No a mí.
Detrás de mí.
Me volteé automáticamente y los vi.
Raúl y Pedro.
Shit.
Estos estaban al lado del otro de pie , parecían que no disfrutaban de su compañía y me miraron.
Os juro que jamás temblé tanto.
–Que pasa cabrones, sentaros –dijo el Suárez .
Ambos obedecieron y se sentaron cada uno a un lado mío.
¿Porqué me pasaba esto a mí?
Frustrado me quedé en silencio.
–No respondiste a mis mensajes–me susurró Pedro al oído, haciendo que me diese un escalofríos.
Cogí mi iPhone 55 y era verdad .
–No tenía tiempo –le susurré.
–Pero para Raúl si , ¿o me equivoco?
Qué.
Mierda.
Me giré algo nervioso y fruncí el ceño.
–No se de que me hablas.
–Créeme lo se.–se levantó de su asiento y habló.–Chicos me voy al baño.
Y se fue.
Me giré hacia Raúl.
Parecía aliviado que Pedro se fuera .
Estuve planteándome seguirlo pero lo dejé pasar y estuve hablando con mis amigos.
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Ya en Historia estamos dando el nacimiento del planeta potaxie , cómo se formó el aguacate ...etc.
Hasta que se oyó un pitido por toda la clase.
No.
Por todo el instituto...
Era el simulacro de incendio.
Por las ventanas de podían apreciar las llamas del fuego abrasador la gente cogía sus cosas y corrían, aplastandome de pasó.
El fuego ya entró por el aula y no podía apenas respirar.
Hasta que llegó un golpe.
Y me desmayé.
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Sentí que me agarraban de los sobacos y de las piernas.
–Hay que sacarlo de aquí
Pedro...
–Exacto , no dejaré aquí a mi vegita.
Raúl...
Me están salvando.
No podía abrir los ojos ni reaccionar a mi cuerpo pero ellos me estaban salvando.
Los dos.