Cuando desperté estaba en un lugar muy diferente. Abel estaba a mi lado, sentado, con sus brazos cruzados sobre su abdomen.
De repente, todos los recuerdos llegaron a mi mente: el disparo, la mujer, los desmayos. Todo llegó como una ráfaga, abrumándome con intensidad.
Observé a Abel: se veía agotado. La débil luz que iluminaba, me permitió apreciar con mayor precisión todas las facciones de su rostro.
Cuando abrió sus ojos, una sonrisa de alivio y alegría se formó en sus labios.
-Despertaste, -susurró cálidamente, como tratando de aguardar una emoción inmensa-. ¿Cómo te sientes?
Noté que estaba acostada sobre una cama bastante cómoda, y que además tenía un pijama que obviamente no era mío. Toqué mi frente, mi herida estaba curada. Mi cabello recogido, y mi mano derecha estaba canalizada por un catéter cuyo bajante lucía ligeramente amarillo.
-¿Dónde estamos?
Hice un esfuerzo para levantarme apoyándome con mi mano libre sobre la parte de atrás de la cama.
-Despacito, no te esfuerces. -Susurró él, ayudándome a reincorporarme. -En mi casa.
Mis ojos se posaron en él, y al hacerlo, noté que su rostro estaba ligeramente magullado, como si hubiera recibido varios golpes.
-Dios mío, -Observé detenidamente los moretones que tenía sobre su cara y puño, y mi corazón se estremeció al imaginar todo lo que había soportado-. No debiste hacer esto por mí, Abel, yo no valgo la pena.
Bajé la mirada escondiéndola brevemente de la suya, pero él me tomó de la barbilla obligándome a volver a mirarlo.
-Esto no es nada -sus palabras eran tiernas. Volvió mi cabeza buscando la triste mirada que inútilmente había yo tratado de ocultar, y tomándome del rostro, se acercó suavemente hasta que sus labios tocaron mi mejilla, dejando sobre ella un cálido beso.
-Y tú sí vales, y mucho.
Trato de dedicarle una sonrisa. Mi vista estaba fija sobre los almohadones y las colchas que adornaban el lecho, cuando una débil lágrima rodó sobre mi mejilla.
-Tuve tanto miedo por ti.
-Y yo por ti, -respondió.
-No logro entender cómo me encontraste.
-Me quedé muy preocupado por ti, así que te llamé varias veces y como no respondías, sentí que algo no estaba bien. No me preguntes cómo, pero por alguna razón sentí que estabas en peligro. Así que le pedí a un amigo que rastreara tu celular, y así fue como pude dar contigo.
-¡Dios mío! -Me quedo en silencio por varios segundos pensando en lo que él había sido capaz de hacer. -No puedo creer que hayas hecho esto por mí; si te hubiese pasado algo yo...
-Shh, no lo digas. -Susurró suavemente.
-De verdad, yo me muero.
Abel quedó en silencio por un breve momento, sorprendido por mis palabras. Un suspiro escapó de sus labios y sus ojos mostraron una mezcla de asombro y debilidad. Pude ver cómo mis palabras lo conmovieron profundamente.
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Después del primer amor.
RomanceClaire Allison tenía la vida perfecta junto a Miguel, su primer amor y prometido desde los 15 años. Sin embargo, un trágico accidente arrebata a Miguel y deja a Claire con una afección cardíaca que amenaza su vida. Desde entonces, Claire vive sumerg...