Mis pasos se hacen deprisa hasta el vehículo donde James me espera con una sonrisa― ¿Cómo estuvo su día señorita?
Me adentro en el auto con cuidado de no arrugar los documentos de las clases extra que en mi tiempo libre estuve averiguando.
―Estuvo genial James, aprendí mucho y la universidad es extremadamente grande, creo que el tiempo aquí será provechoso.
Obviando por el momento la gran entrada que tuve en mi primera clase del día, por su puesto. Su sonrisa se contagia con la mía y con esa misma energía ahora nos dirigimos a la mansión. Aprieto con más fuerza mi carpeta pensando en cómo debo organizar mi semana con éxito, considerando las clases de etiqueta que mi madre se rehúsa a cancelar.
―¿Conoció a alguien? ―los ojos profundos de James me miran con curiosidad.
Siento como poco a poco mis mejillas toman color. Siento una montaña rusa de emociones en cuanto a eso. No es como si hubiera pasado demasiado tiempo con la chica de cabello rosado y sus compañeras. De hecho cuando fui a la dirección por mis documentos me entretuve con la información de las clases extracurriculares, me olvidé por completo de las chicas y tendría que agradecerle a la facultad de leyes. Su programa de estudio es sumamente interesante.
―Estuvo bien.
Me limito a decir.
―Me parece que está muy callada, esperaba que verla más entusiasmada.
Me encojo de hombro―. Me siento un poco intimidada ―confieso―, nunca había convivido tan de cerca con chicos de mi edad. La mayoría de los jóvenes que conozco son hijos e hijas de los colegas de papá y...
―Lo sé ―me corta―. Chicos y chicas con un futuro asegurado y sin demasiados pensamientos relevantes.
Asiento nostálgica.
Parece mentira pero es la verdad. Me he visto obligada a convivir con solo un estilo de jóvenes adultos: Egocéntricos, mimados, malcriados que no dejan de presumir constantemente sobre la fortuna de su familia. Tal vez haya una que otra excepción, pero todavía no tengo la dicha de conocerlos.
―Fue mi primer día, todavía queda mucho tiempo para adaptarme.
―No sé de por vencida, estoy seguro que se convertirá en una gran abogada y encontrara amigos con los que pueda compartir tiempo en una conversación interesante.
Sonrío llena de esperanza.
―También podría danzar ―aquello escapa de mis labios, James lo nota, sonríe sin siquiera mirarme por el retrovisor.
―Si es lo que quiere, puede hacerlo.
Doy una larga respiración. La idea de bailar y retomar las clases de danza contemporánea me llena de felicidad, aunque no creo que a mi madre vaya a aprobarlo. Desde que subí de peso ha estado recriminándome y reprochándome, ella cree que no debería de intentarlo hasta adelgazar.
―¿Le preocupa lo que diga su madre?
Parpadeo, ¿acaso leyó mi mente?
―No tiene por qué afectarle, es su decisión.
―Ojala ella pensara lo mismo.
―Señorita...
―La última vez fue un desastre ―acoto irritada.
―La última vez tenía una bruja como instructora ―alza sus cejas en modo exagerado. Aquello me hace reír.
―Sí, mamá se llevaba bien con ella.
El hombre no dice más y yo decido guardar mis pensamientos para mí misma.
Al llegar a casa lo primero que hago es darme una ducha, de ahí me voy directo a mis clases de etiqueta para luego concentrarme en organizar mi agenda de estudio. Pronto el cielo comienza a oscurecer y con eso mi ansiedad aumenta.
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Siente y déjate llevar
RomanceCrecer en un mundo donde todo es manejado para tu beneficio no siempre es bueno, a veces solo quieres tomar el control de tus decisiones y ser libre, pero el miedo de fracasar te mantiene demasiado quieto, sumiso y automático. Dolly Stone hija de un...