"¿Dónde estoy? Ah, ¿¡Dónde estoy!?"
Seungwan, que despertó luchando, de repente se sintió increíblemente sorprendido por la horrible sensación de sus muñecas amarradas contra la cabecera de la cama. Era muy vivido, muy preciso en cada uno de los detalles de la habitación y también, en la forma en la que se sentía. Pero en realidad, él entendía mejor que nadie que no había forma de que sus extremidades aparecieran de repente y que, además de eso, no era lógico que estuviera en un lugar así de desconocido cuando lo último que tuvo en la cabeza fue el palacio. Es decir, no podía caer en la misma trampa dos veces.
"Es todo una fantasía. Es por la droga. Es la droga."
Seungwan repitió las mismas palabras una y otra vez, posiblemente para tratar de convencerse a si mismo de eso. El sonido de respirar de un modo agitado se mezcló con el de sus dientes chocando entre si y luego, con el de sus extremidades cada vez que comenzaban a estremecerse como si muriera de frío. Realmente no podía soportar estar atado por tanto tiempo.
"Ah, ah, pero tengo... Al menos tengo que salir de aquí."
La ropa que llevaba puesta era muy provocativa. Solo una túnica, y una pequeña ropa interior de tela cubriendo su pecho. Fue tanto así, que hasta pensó que hubiera sido mejor no llevar nada encima.
"Te ves precioso."
"¿Qué?"
"¿O no lo crees?"
Kyodo, que tenía una bandeja entre las manos, comenzó a acercarse a él muy lentamente. En realidad, cuando apareció, aunque sabía que era una fantasía, no se veía muy diferente de como era él en la realidad. Incluso lo notó en los gestos más pequeños de su cara o en la manera en la que torcía la boca.
"Te puse la túnica blanca de tu madre porque sabía que iba a encantarte volver a verla. ¿Recuerdas que la utilizaste para seducir al emperador la primera vez?"
Se le puso la piel de gallina cuando la voz baja de su hermano se derramó lentamente en sus oídos.
"Mírate. Eres como un angelito..."
"No me toques".
Pero en realidad, su resistencia fue infinitamente tenue ahora. Riendo por lo que acababa de hacer, Kyodo sujeto el cuerpo de Seungwan entre sus brazos y lo recorrió utilizando las yemas de sus dedos.
"¿Realmente es lo que quieres?"
Cuando bajó hasta sus caderas, Seungwan abrió la boca con mucha dificultad.
"No eres real. Todo aquí es una ilusión. Me hiciste verlo por las drogas..."
"Aún así, los sentimientos que te ofrezco no son falsos."
Como para probar lo que estaba diciendo, Kyodo tomó la taza de té, que tenía en su bandeja, y la dejó caer muy lentamente hasta manchar su ropa.
"¿O esto te parece una ilusión?"
El agua, que goteaba de su pecho, se estaba sintiendo extrañandote tibia. Como dijo, los sentimientos que le estaba ocasionando, lo que le estaba haciendo sentir en ese momento, no eran diferentes de los reales.
"... Aún así, todo va a desaparecer en unos minutos."
Pero ya que Seungwan estaba sumido en un miedo bastante evidente, ni siquiera pareció lograr alejar a su hermano de un modo correcto.
La mano que se extendió hacia el frente rasgó su bata blanca y la repasó hasta que finalmente cayó contra el suelo. La verdad, podía decir muy honestamente que desde el momento en que vio su ropa por primera vez, había querido quitársela con tantas ganas que el esfuerzo que hizo por quedarse quieto se sintió como un gran logro. Pero no quería que lo hiciera él. Seungwan solo quería salir corriendo.