"Ah..."
Todo era confuso.
Seungwan, incapaz de saber si sus ojos estaban mal o si estaba atrapado en un mundo extraño, inclinó la cabeza mientras gemía con toda su fuerza.
Kyodo estaba allí.
Seungwan todavía estaba borracho por el efecto de las drogas, podía decirse que incluso se encontraba completamente fuera de combate y de todas maneras, fue Kyo Do quien codiciaba activa y persistentemente su cuerpo. Su celo no disminuyó nunca y en su lugar, pidió más. Muchísimo más. No obstante, al darse cuenta de que Seungwan ya estaba al borde del agotamiento, se levantó de sobre su cuerpo y le tendió un vaso de agua.
"Mira lo que traigo para ti..."
Cuando escuchó el sonido del agua, ondulando desde lejos, Seungwan abrió la boca y jadeó debido a lo seca que tenía la garganta. No se había dado cuenta de que tenía sed hasta ese momento y en realidad, todo le estaba ardiendo y ya ni siquiera podía sacar saliva. Entonces, al notar el vaso inclinado sobre su cara, abrió los labios hasta el límite y dijo:
"... Gua."
Pronto, el agua fría cayó sobre su lengua y rodó por todo el largo de su garganta para liberar a Seungwan de su dolorosa sed. Sin embargo se detuvo después de darle apenas un pequeño sorbo y se rió de él diciendo:
"Lento."
Kyodo volvió a darle agua, le acomodó la barbilla, le dijo que no fuera tan rápido y finalmente suspiró al verlo portarse como un "buen niño" para poder beber. Y tal vez Seungwan había cerrado los ojos para hacerlo, pero él no. No pensaba perderse ni la cosa más pequeña, o un movimiento de sus manos o el menor de sus susurros. Es más, se sintió aliviado de repente porque se notaba que su sed estaba mejor, que su cara se volvía satisfecha, y que su cuerpo había empezado a estar en celo una vez más debido a lo rápido que había recobrado la energía.
Después del último sorbo, Kyodo agarró las nalgas de Seungwan y separó su carne con ambas manos.
"..."
Sorprendido, Seungwan pareció tener miedo de tragar el agua, endureció su cuerpo y apretó los dientes. Desde el principio, Kyodo no tenía ninguna intención de darle un respiro a Seungwan, y eso era muchísimo más evidente ahora.
"¡Aaaah!"
Lo obligó a recostarse de espaldas y le abrió las piernas en dirección a un espejo cercano. Al hacerlo, las partes rosadas y más vergonzosas de su culo fueron claramente visibles tanto para Seungwan, como para Kyodo. Había un pene rojo brillante que goteaba líquido transparente desde la punta, unos muslos que estaban revueltos con el líquido del otro, y un agujero que era lo suficientemente ancho como para morder dos dedos fácilmente.
La mano de Kyo Do comenzó a abrirlo.
"Mira, amor. Un lugar que se ha convertido en una entrada en lugar de una salida."
Su interior estaba rojo y pegajoso, mostrando que ciertamente todo lo que entrara ahora sería absolutamente bienvenido. Y tal vez estaba excitado por su propia condición porque, una vez que la mano de Kyodo lo palmeó, pudo ver que estaba palpitando con mucha hambre y que su respiración se había vuelto superficial. El hombre, fascinado por la vista, tocó los pliegues con la punta de los dedos y comenzó a insertar los dedos de poco en poco. Así, tan pronto como comenzó a frotar, Seungwan gritó:
"¡Ah!"
Haciendo que un ligero hormigueo, proveniente de la parte inferior del abdomen, le hiciera mover la espalda hasta hacer una "C" perfecta. Incluso sus pezones temblaban y el semen, que su hermano había eyaculado profundamente dentro de él, ahora estaba a punto de salir disparado hacia su mano. Normalmente usaría un tapón para bloquearlo pero, en lugar eso, metió los dedos medios de ambas manos y jugueteó y jugueteó con la delicada membrana mucosa que todavía ardía en fiebre. La pared interior del joven guió los dedos de Kyo Do hacia adentro y los chupó igual a si le mostrara las partes que le hacían sentir bien. No importaba cuanto dejara sus semillas aquí o allá, para este punto se sintió como si nunca fuera suficiente.