He intentado incontables veces definir en palabras todo lo que siento por ti, todas sin éxito alguno. Después de meditarlo por tanto tiempo, llegué a la conclusión de que no podría describirlo porque no hay palabras suficientemente acertadas para ponerle nombre al cúmulo de reacciones que surgen dentro de mi cuando te veo.
No es tu culpa no quererme, no te preocupes por eso. Pero, tampoco es mi culpa quererte, simplemente no pude evitarlo.
Me ha costado mucho, y honestamente, sigo en el proceso. Tener un sentimiento tan grande y que no sea correspondido me ha dejado muchas noches en vela, sin embargo, supongo que llegué a la conclusión que no puedo seguir atormentadome por eso.
No me quieres, y eso está bien.
Yo te quiero, también está bien.
He dejado de presionarme todo el tiempo a seguir en la constante lucha de que el sentimiento en algún momento sea recíproco.
He dejado de presionarme todo el tiempo a seguir luchando por tenerte.
Decidí que este sentimiento que tengo hacía ti, quiero que sea algo más puro, más simple, más inocente que el solo "poseerte".
Te quiero, y ya no lucho por no quererte, aunque tú no me quieras igual. Te voy a querer las veces que pueda, cuando pueda, y cuánto pueda. De cerca o en la distancia, como amigas o conocidas, como tú me lo permitas.
Ya no lucho por no quererte, porque quererte se siente bonito. Y eso es todo lo que importa, es todo lo que necesito.
