🐾🐾🐾🐾

65 6 11
                                    


En la hora de la cena, Mirabel y Camilo notaban que Antonio no había dicho ni una sola palabra al igual que su tío, los jóvenes se miraron extrañados.

-Oye, no comiste ningún vegetal recocinado, mocoso. ¿Qué te pasa? ¿Cazaron a otro de tus amiguitos?-

-Camilo, cállate. Deja en paz a tu hermano.-

Reprochó su madre sin prestarles mucha atención, Mirabel golpeó el brazo de su primo, éste le mostró una sonrisa despreocupada, podían tomar en cuenta que el niño había tenido un día pesado al igual que los demás, aún así no dejaba de preocuparle su tristeza.

Después de recoger los platos para llevarlos a la cocina, el pequeño se quiso ir de nuevo a su cuarto para charlar con sus amigos sobre lo que pasaría con ellos, pero su paso fue detenido por su abuela.

-Antonio, quiero hablar contigo.-

-De acuerdo, Abuela..-
Contestó preocupado, siguió a la mujer al patio trasero, esperaba su castigo pues seguramente su hermana ya le contó de los Jaguares, tenía miedo de la reacción de la señora, aunque era raro, no se notaba enojada.

-Querido, escucha-

-Abuela, no te vayas a enfadar por mi decisión, te prometo que me haré cargo de todo.-

Interrumpió el pequeño bajando su mirada aterrada y apretando los puños, Abuela estaba confundida, se arrodilló para levantar delicadamente el rostro de su nieto.
En sus grandes ojos se reflejaba la luna llena;

-De qué hablas, mijito? Yo solo quiero pedirte un favor.-

-Cómo?-

-Mañana quiero que me acompañes con Mirabel a los corrales para que les preguntes a las Gallinas por qué no están dejando los suficientes huevos, ¿Me harías el favor de ayudarnos?-

Preguntó sonriente, el pequeño estaba perdido, su abuela no lo regañó, se quedó pensando en lo imposible.

-Antonio querido, ¿Estás escuchándome?-

-Eh? Ah, sí! Claro que te ayudaré, abuela!-

Contestó despertando del trance, la mujer sonrió dulce mientras acariciaba su mejilla con el pulgar, se levantó para volver adentro, Antonio suspiró del alivio por no haberlo reprochado pero, ¿Por qué no lo hizo?

Subió las escaleras para ir directo a su cuarto, se volvió a sorprender cuando encontró a su tío y hermana mayor de brazos cruzados cerca de su brillante puerta.

-Tío Bruno? ¿Dolores?-

-Antonio, podemos hablar de esto aquí o dentro de tu cuarto.-

Respondió la chica indiferente, el pequeño asintió con la cabeza para subir los pocos escalones y entrar a su habitación con sus mayores, fueron recibidos por los herbívoros felices de ver al niño más tranquilo.

Dolores suspiró llamando la atención;

-Bien Antonio, como verás ni la abuela, ni mamá te regañaron. No dije nada todavía.-

-Dolores, gracias hermanita!-

Fue hacia ella para abrazarla pero la joven seguía firme;
-Antonio, si de casualidad llega a pasar algo que tenga que ver con tus.. amiguitos, no tendré de otra más que confesarlo, ¿Quedó claro?-

El niño se separó de ella aún sonriente asintiendo rápido para volver a abrazar su torso, la chica mostró una triste sonrisa bajando su mano para acariciar el cabello de su hermanito, Bruno sonrió de igual forma, agradeciendo que esos dos ya no estén de malas.

Antonio y los cinco Jaguares/EncantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora