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-Septiembre-

¡Deanna! La voz de Sam sonó por la otra línea del teléfono, penetrante e insistente. Deanna consideró lanzar su celular al suelo y dejar de escucharla. Había sido un día frustrante y la lluvia no hacía sino empeorarlo. Deanna se había resfriado y Sam parecía tener un objetivo: enojarse y enojarla a ella.

"Sam, no iba a quedarme en la lluvia" se disculpó Deanna, limpiándose la cara con un pañuelo. Pero Sam seguía discutiendo, como siempre hacía.

Deanna suspiró y miró alrededor.

La lluvia había creado un paisaje otoñal único. Los tonos marrones y naranjas pintaban la ciudad y las hojas secas que bailaban con el viento y la llovizna creaban un sentimiento de melancolía en Deanna. Era como una obra de Van Gogh, con una belleza triste y desgarradora.

Pero el momento de calma no duró mucho. Sam continuó gritando a través del teléfono, insistente y molesta. Deanna se vio obligada a irse de la calle, pues no podía soportar más el mal humor de su amiga.

Se dirigió a la cafetería más cercana, A&A, como Sam le había pedido. El sonido de la campana al entrar alertó a todos de su presencia. Una de las camareras la saludó amablemente, pero Deanna se limitó a bajar la cabeza y se sentó en una mesa en un rincón.
Las paredes con tallados de madera, las pequeñas mesas del mismo material y sillas negras se complementan, las bombillas colgadas en el techo estaban encerradas en unas formas abstractas.

Deanna se sentía agotada y triste. Se encargó de una rebanada de pastel y una malteada y esperó a que Sam llegara. En ese momento, Deanna notó la mirada de alguien en ella. Se sintió nerviosa y se pasó las manos por la cara y el cabello varias veces y se colocó debajo de la mesa con vergüenza.

"¿Qué supone que estás haciendo?" preguntó Sam al llegar. Deanna se dio cuenta de que había mirado la escena con desaprobación, como si se avergonzara de ella. Su cabeza golpeó la madera de la mesa al tratar de levantarse, y el sonido del cristal estrellándose contra el suelo hizo eco por todo el local.

Deanna trató de disculparse, pero Sam le lanzó unos comentarios crueles y se marchó de la cafetería a toda prisa luego de pagar por el vaso roto.

Deanna, recogió su mochila y corrió tras ella, sintiendo las miradas de los demás comensales.

Se sentía desanimada y abatida. Había sido un día difícil y ahora tenía que lidiar con la amargura de Sam.

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Fall And Winter |Statîo I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora