Una ilusión

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*¡Me habló, me saludó, me habló!*

Una voz repite eso una y otra vez en mi cabeza. No les niego que sentí cierta dicha por el simple hecho de saber que Michael, el más deseado, quería entablar una conversación conmigo, pero la dicha duró sólo unos segundos, al recordar que él conseguía lo que quería y lo cuando quería, fuera con quien fuera, y para mi grata sorpresa aunque me resistiera muchas veces, yo entraría en esa lista.

-Hola- fue mi respuesta a ese primer mensaje

-¿Cómo estás?-

*¿enserio a él le interesaba saber cómo estaba?, ¿acaso quería que le contara de mi magnífica vida?*, no puedo decir que tuviese una mala vida, al contrario, contaba con mi mamá en todo momento, me amaba tanto, como yo a ella, era incondicional para mí, y no sobra decir que tengo 3 hermanos que hacen de mi vida un magnifico huracán, pero sinceramente no disfrutaría tanto de una pelea como con las que tengo con ellos; mis dos sobrinos, ellos son los que ponen de cabeza la casa de cualquiera, pero su amor y el brillo en sus ojitos al llamarme: -Tía- hacen que les perdone cualquier malcriadez; aparte mi papá, aunque en este caso aplica el dicho: -Papá no es el que engendra, sino el que cría-, si, mi padrastro fue el que me crió y ayudó a mi mamá en mi educación desde aproximadamente mis 8 años, siempre estuvo ahí, poniéndome su pecho para llorar mis derrotas, e impulsándome a ser alguien muy grande en la vida, tiene defectos como todo el mundo, pero no creo que mi mamá encuentre a alguien que la quiera tanto o más que él; mis amigos, que aparte de mi familia son lo más importante en mi vida, poco a poco les contaré el papel que juega cada uno de ellos... En fin, aparte de todas las personas que amo y no perdonaría que se alejaran de mí, mi vida no era más que un torbellino de emociones, eso de que hoy estoy dichosa y posiblemente mañana no me quiera levantar de la cama pensando que el mundo se va a acabar, no vivía grandes emociones a diario, no era de un físico perfecto, aunque no me quejaba de cómo me veía, y en eso de relaciones amorosas no me había ido muy bien hasta el momento que digamos.

¿Enserio a él le importaría saber como estaba?

-Bien, y tú?,  lo sé, fue lo mismo que yo pensé, nunca debí siquiera aceptar esa solicitud, porque desde ese día como lo dije en algún momento, mi vida daría un vuelco de 90 grados.

Y así fue, terminamos hablando de gustos, fantasías por cumplir, sueños a futuro, decepsiones, derrotas y fracasos.

Al principio no fue tan malo como pensé que llegaría a ser, pero a medida que pasaba el tiempo, la vida me mostraba, que no todo es tan perfecto como parece a simple vista.

Así transcurrieron aproximadamente quince días después de esa primera conversación, en los que Michael y yo conversábamos todos los días, nos veíamos por vídeo cam, y ansiábamos que por fin se acabaran esas vacaciones que en ese tiempo, estában de por medio.

Michael, me hablaba de una manera muy especial, ¡ME HACÍA SENTIR ESPECIAL!, con un simple -hola- hacia que sintiera oleadas de amor hacía él, lo sé, esa palabra surgió de una manera demasiado prematura, pero así era yo, la que pintaba un bosque con muchos colores, con unas simples palabras bonitas, la que creía que el tal príncipe azul no existía sólo en los cuentos, sino en la vida real también.

Posiblemente por estar tan ilusionada pensando en un final de cuento de hadas, fue que no me detuve a pensar cómo se desenvolvería realmente la historia que pronto iba a comenzar con Michael.

Para tan poca edadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora