🎀Capítulo 11🎀

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Me desperté nuevamente con el sonido de la alarma, la verdad no me molesta tanto porque veo chicos que en verdad son lindos todo el día, pero extraño mis vacaciones.

De nuevo no hice nada pero por alguna razón el universo me ayuda y deja todo listo porque aún no me adapto a estas clases tan avanzadas de Japón, y la rutina de _____ es demasiado tediosa por lo que los postres que regala aparecen ya hechos y empaquetados, así que lo único que tengo que hacer es pues existir pero desde más temprano...ah, y comprar comida sola para sobrevivir.

No tengo ganas de ir sinceramente, así que como el tiempo no pasa hasta que llego a la Akademi High School contrataré un mayordomo y algunas mucamas porque enserio que esto de existir sola en la casa me esta deprimiendo bastante, y además no puedo más con cargar diariamente tanta bolsa.

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Oscuridad y miedo convivían armoniosamente en el sótano de lo Aishi.

Ayano quien había estado siguiendo cuidadosamente las instrucciones de info-kun por fin tenia a la chica de pelo morado en su sótano atada, no la iba a tener atada siempre pero necesitaba explicarle algunas cosas que tenía que entender porque de lo contrario habría consecuencias muy graves que es preferible evitar.

Kokona comenzaba despertar algo desorientada y para cuando se aclaro todo comenzó a sentir un miedo genuino, estaba atada de pies y manos a una silla, no había nada mas en el sótano.

 Escuchó la puerta abriéndose y a su captora bajando las escaleras para sentarse frente a ella.

—Espero que hayas  dormido bien Kokona, no todas tus noches serán iguales ahora escucha bien y pon atención que yo no repito las cosas dos veces—dijo Ayano para posteriormente quitarle la venda de que tenia en los ojos y la boca.

Kokona abrió demasiado los ojos de manera violenta porque frente a ella se encontraba Ayano Aishi, una chica que ella pensaba que después de todo era amigable. De pronto empezó a tener flashbacks rápidos de ella siguiendo a Ayano y esta última inyectándole algo, de ahí no recuerda mas nada.

—¡¿Por qué tú...?!—dijo ella solo para que Ayano le tapara la boca sin dejarla terminar.

—Sh, sh, sh, silencio, preciosa. No tienes derecho de hablar por si no notaste la posición en la que te encuentras. Ahora escucha, has estado haciendo ciertas cosas... vergonzosas para una dama tan sofisticada como lo eres tú, ¿hombres mayores eh?, no me lo esperaba de ti sinceramente...Estoy mintiendo, la verdad es que eras tan predecible que me esperaba esto totalmente.— dijo Ayano soltando una risita.

Kokona la miro horrorizada, no entendía como ella podía saber eso... O lo entendía, lo que no le quedaba claro es porque Ayano le interesaba lo que hacía alguien tan insignificante como Kokona.

No le quedo más que escuchar horrorizada a la loca psicópata que tenía enfrente.

—"¿Por qué?" es lo que te estas preguntando. Taro Yamada de tercer año, el tenía que ser mío, pero un estúpida con la talla de sostén mas grande que su cabeza decidió que era a quien amaría. Sabes, pudiste fijarte en alguien más, pero decidiste fijarte en él, no te culpo, es simplemente perfecto, pero no tiene espacio para dos querida y la que quede con él no serás tú—dijo Ayano poniendo una cara de "Ups".

—Bueno, tienes que saber que me estorbas demasiado  y no te soporto, debiste poner atención a las cartas que te llegaron, pero decidiste que era una broma y pues supongo que...¡Bromita!—se rió como loca. Espera, si ella está loca, ¿Entonces se rio como Ayano?

—¡¿Por un chico?! ¡¿Es enserio...?!— nuevamente la interrumpió Ayano.

—Sh, sh, sh, sh, te dije que no tenías derecho a hablar. Si no quieres que se filtré tu información sobre que eres una zorra ofrecida, y no solo eso, también una arrimada porque tengo entendido que quien pago tu deuda fue nada más y nada menos que nuestra linda _____ Hayashi, muy lindo de su parte, una diosa de verdad digna de alabanzas, ¿No lo crees? bueno si quieres que eso se mantenga en privado deberás hacer lo siguiente, finge que eres mi amiga, te llevaré a la escuela cada día pero regresaras conmigo como si fuésemos las mejores amigas, si haces esto por una semana hasta que de el día viernes te dejare ser libre siempre y cuando cierres tu pequeña boca—dijo Ayano seriamente mientras limpiaba el cuchillo que siempre llevaba debajo de la falda.

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