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El jovencito de cabellos dorados caminaba con pasos inseguros por el amplio pasillo. Temeroso observaba cada esquina, con el miedo latente de que cualquier cosa en las sombras pudiera llegar a atacarle desprevenidamente.

Ahora que estaba ahí, solo y en aquel lugar desconocido, con un hombre aún más misterioso, se cuestionaba si su accionar no había sido demasiado precipitado. Quizás debió pensar más seriamente antes de aceptar la descabellada invitación de aquel joven aristócrata.

Miró detenidamente la ancha espalda del antes mencionado, que caminaba con pasos firmes delante suya, siendo el único guía en aquel incierto camino que no sabía a donde depararía.

El hombre detuvo su andar, haciendo que él hiciera lo mismo unos pasos más atrás, con la incertidumbre de si un paso en falso podría desatar su irritación.

Sin siquiera hacer un sonido el pelinegro abrió una enorme puerta, dejando la vaga luz de la habitación alumbrara vagamente su silueta en el pasillo oscuro.
Y volteó a mirarlo.

Jimin sintió la misma sensación de siempre, cada que sus ojos se encontraban con aquel par de rubíes ajenos, aquellos que parecían guardar demasiados secretos, así como unas ganas descomunales y reprimidas por devorarlo.

-Después de usted. -Aquella voz grave fue capaz de erizar cada vello de su frágil cuerpo.

Se adentró indeciso en aquella habitación desconocida, cada paso siendo una sentencia silenciosa a su futuro e integridad.

El ruido de la puerta siendo trabada a sus espaldas fue lo único que se escuchó, inmediatamente sintiendo el calor del cuerpo ajeno.
La respiración acompasada cosquilleando en la piel de su cuello, como la invitación indirecta a todo lo que sucedería próximamente dentro de aquellas paredes.

-Si lo deseas, podemos comenzar ya.

𝐍𝐗𝐃𝐄 ➻ 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐌𝐢𝐧. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora