Estás en camino a Francia por cuestiones de trabajo, despiertas en medio de la noche y te das cuenta de un nuevo mensaje, tu novio recuerda la vez en que su relación mejoró en un cien por ciento. La noche en la que se contaron todas sus fantasías, l...
Desde hace mucho tiempo no había podido conciliar bien mi sueño. No podía dejar de pensar en los deseos que me tenían vuelto loco, no sacaba de mi cabeza esas cosas que quería experimentar; había tanto que llamaba mi curiosidad. Tanto de lo que había leído, tanto de lo que siempre conversaban mis amigos o incluso la familia. Pero nunca me atreví a ser tan valiente como para decirte todas las fantasías que pasaban por mi mente.
Bueno... hasta esa noche...
Ese lunes por la madrugada se sintió como un vacío que nunca había experimentado. Estaba demasiado agobiado por el trabajo y mis futuros planes. La ansiedad siempre me tenía en el futuro, preocupándome por cosas sin ningún tipo de sentido. El tema de mis fantasías cada vez se estaba convirtiendo más en tabú. Pero, empecemos por el principio...
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Durante mi adolescencia, empecé en este mundo de fantasías y cosas de adultos. En la escuela mi amigo José nos contaba el cómo empezaba a tener algo de acción con su novia, ¿cómo no iba a sentirme interesado? Días antes nos habíamos enterado por otro amigo que en el canal 45 a las doce am, podíamos ver contenido para adultos. El pensar en tener una de esas citas ya era todo un sueño para nosotros. Pero, los pequeños sueños siempre se convierten en algo más grande.
Poco después tuve mi primera vez. No fue nada parecido a lo que esperaba, de hecho, las primeras diez veces no lo fueron, solo estaba esperando a ver en qué momento empezaría a disfrutar de lo que todos contaban. También tenía que ser mi momento de disfrutar, ¿no?
Después de un tiempo las cosas empezaban a cambiar, solo quería estar conociendo la mayor cantidad de cuerpos, la mayor cantidad de formas de hacerlo. No me bastaba con tener a una sola chica, no estaba conforme con pensar en crear una rutina.
Ah... parece que nunca me di cuenta que ellas no eran el problema... hasta un poco después.
Una noche mi amigo Gustavo llegó a nuestra reunión acompañado de un libro, era bastante raro pensar en que ese tonto estaba leyendo algo de provecho. Hasta que empezó a contarnos de qué se trataba. Un mundo de posiciones nuevas, un mundo de conductas extrañas de las que ni siquiera habíamos escuchado.
Afortunadamente después de un rato se aburrieron y lo soltaron. No podía ocultar mi curiosidad, quería leerlo todo... estaba muy deseoso de conocer más... de saber cómo es que podría mejorar mis aburridas rutinas.
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