❝ Yo. . . hace mucho tiempo que deje de usar ese nombre. . . Me parecía algo cruel, inadecuado para una persona como yo que ha tenido tan mala suerte en la vida ❞.
Los nombres son pilares fundamentales en la identidad de una persona, son sumamente importantes, y es por ello que los padres suelen escogerlos con mucha dedicación; no es una tarea que deba tomarse a la ligera. Para las culturas orientales ─sobre todo─ escoger el nombre de un futuro miembro de la familia es un labor que debe tomarse con seriedad, pues tienden a creer que el nombre de una persona puede afectar en su futuro; ya sea que le dé buena fortuna, que lo destine a grandes cosas, o que, por el contrario, le aguarden grandes tragedias.
Sin embargo, no siempre el nombre de una persona define su futuro; si bien existen ocasiones en las que se acierta, también existen casos en los que no, en los que el nombre significa totalmente lo opuesto a lo que se esperaba de esa persona, lo cual ─hasta cierto punto─ termina siendo cruel.
Eshima es un nombre japonés femenino, escogido por su madre. Significa "bendecida". La nombraron de ese modo con la intención de que tuviera buena fortuna; de que el futuro que le aguardará fuese uno lleno de cosas buenas; bendecida con salud, dinero, amor, un buen esposo y muchos hijos.
Eshima Shimizu fue el nombre bajo el cual nació. El apellido Shimizu, igualmente de origen japonés, fue heredado por parte de su padre como es tradición en el país Nipón. Éste significa "agua pura".
