Avatar. CSI: Ciudad Republica

1- El destino de los olvidados

   Las pocas gotas de lluvia que se filtraban por la ventana terminaban en la parte superior de la cama y empapaban un poco la cobertura del colchón, pero las sábanas estaban a salvo, pues ese día Mako se había dormido en el sofá.

   No dormía allí por gusto, sino porque la pasada noche había llegado tan cansado que se quedó dormido apenas se terminó su cena recalentada. La radio incluso había quedado encendida, habiendo pasado de transmitir canciones de relajación nocturnas al noticiero matutino; todo en un tono relativamente bajo.

   Estirándose un poco, Mako alcanza con su mano derecha el respaldar del sillón, impulsándose con ayuda de este y tomando asiento. Para cuando va a su cuarto ve que la alarma sí sonó, solo que él no estuvo allí como para escucharla. De igual manera no es tarde, solo que a él le gusta madrugar bastante.

   Ya envuelto en su uniforme azul oscuro, el joven de 24 años se cubre con un largo abrigo, tan apagado y deprimente como el clima. Tras tomar las llaves, sale del departamento y de inmediato baja por las escaleras, si bien el ascensor está disponible, pero el ejercicio le despertará un poco más. Aun así cuenta con el apoyo extra del café que siempre compra al cruzar la calle.

   Ya sobre el tranvía, Mako tiene la oportunidad de ver un poco la sombría y humedecida Ciudad República. La gente está metida en sus asuntos, pero de vez en cuando Mako lidia con algún que otro mirón. De vez en cuando hay algún que otro que no se cree que uno de los mayores héroes del mundo y amigo del Avatar tenga una vida tan sencilla, pero tan pronto se dan cuenta de que es una persona común e insulsa como cualquier otra vuelven a lo suyo.

   Tras bajar en su parada, Mako tiene que hacer unas últimas calles a pie hasta la Estación. En el camino desecha su vaso de café en un contenedor y da un par de yuanes de bronce a algunos vagabundos, gastando unos cuantos más en el periódico del día. El vendedor ya lo conoce y le tiene listo el rollo.

   "Otra exitosa misión del Avatar, esta vez acompañada por el héroe Bolin" lee Mako en el titular, el cual tiene debajo una foto de los mencionados posando frente a una pila de hombres vencidos. La gente a su alrededor sonríe y aplaude, parecen encontrarse en alguno de los tantos pueblos perdidos del Reino Tierra.

   La vida del héroe viajero era un estilo que para Mako había quedado atrás. No solo por su trabajo, el cual lo obligaba a vivir en una sola ciudad debido a los horarios y demandas, sino también porque nunca llegó a sentirse pleno mientras acompañaba a Korra por el mundo, viéndola vencer a los malos e incrementando su popularidad. Es por eso que había rechazado unirse a su hermano cuando a ambos se les ofreció unirse a Kuvira y su grupo, hace ya tantos años...

   —Buen día, detective —Le saluda uno de los oficiales de la entrada de la estación. Mako tan solo asiente, con el hombre rodando los ojos cuando ya entró a la Estación. Aun así Mako pudo percibir el gesto, aunque no le importó.

   Avanzando dentro del pintoresco edificio, Mako llega hasta la gran mesa de recepción, allí donde una secretaria le acerca unos formularios.

   — ¿El caso de Gark y Tarim? Creí que estaba cerrado —dice Mako, con la joven secretaria tan solo encogiéndose de hombros.

   Prefiriendo callar pues esa chica no le podrá ofrecer ninguna respuesta, Mako toma ese y los demás formularios y se dirige a los ascensores.

   Un par de minutos más tarde, Mako ya camina entre las oficinas del piso principal, ahí donde ve al oficial Saikhan en el marco de la puerta de la oficina de la Jefa. No parece haber rastro de Lin, cosa que le extraña un poco. Quitándole peso al asunto, el joven maestro fuego se dirige rápidamente a su escritorio.

   —Ah, detective Mako, me alegro que llegara —oye decir a Saikhan, quien tan solo debe dar un par de pasos para llegar hasta su lugar de trabajo—. Debo decirle algo muy importante. He sido designado Jefe Interino de la policía —Le dice el hombre mayor, logrando que el joven alce su mirada hacia él con cierta curiosidad—. La Jefa Beifong se ha ido una semana a Zaofu.