Maldito Banco

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Bakusaiga Corporation
11:52 a.m.

-Eso sería todo, señores. Gracias por su tiempo.

Sesshomaru daba por terminada la reunión para acabar de afinar las propuestas que se llevarían a Europa con el fin de expandir la empresa en la que él junto a su hermano y sus amigos llevaron a la cúspide. Admitía que en parte fue gracias a la inversión que el acaudalado Naraku Onigumo había hecho, siendo así dueño de un 15% de esta, haciendo crecer su fortuna con el simple hecho de haber "prestado" parte del capital y asistir a este tipo de reuniones de vez en vez por mera obligación, él confíaba en que las decisiones de Sesshomaru eran siempre favorables para todos porque hasta el momento solamente habían crecido desmesuradamente, había demostrado ser un crack en los negocios y fue esa la razón por la que le sugirió a su hermosa hija acercarse a él, seducirlo y llevarlo a la cama si era necesario para atraparlo y de algún modo convertirse en su esposa. Así el otro 35% del que Sesshomaru era poseedor podría caer en sus manos algún día.

-No sé porque me haces asistir a estas reuniones, Sesshomaru, ya te di luz verde para que hagas lo que creas conveniente. - Dijo Naraku girando el bolígrafo entre sus dedos.

-"Cuentas claras, amistades largas" prefiero que estén consientes de cada movimiento que se hará en la empresa que nos pertenece a todos. Sin más que agregar, me retiro. - Inclinó un poco la cabeza en una reverencia cordial para todos y salió de la sala de juntas.

Padre e hija de ojos rojos se miraron un segundo y bastó un pequeño asentimiento para que la mujer supiera qué hacer. Se puso de pie y sin despedirse de nadie salió detrás del platinado.

Sesshomaru podía escuchar el ruido de los tacones, sabía que los separaba por mucho la mínima distancia de unos tres metros, aún así cuando llegó a su oficina cerró la puerta tras de sí sin mirar atrás.

Para su desgracia, la descortesía no lo libró de la insufrible mujer.

-Creo que la caballerosidad se quedó a un lado de tu cama esta mañana. - Escuchó hablar a la hija de su socio cuando él se sentaba en la imponente silla de presidencia, quizás no era la silla sino Sesshomaru mismo y su personalidad lo que le daba ese aire poderoso e inalcanzable.

La fémina cerró la puerta al entrar por completo, se acercó con pasos seductores y se sentó frente al platinado sobre el escritorio, cruzó las piernas dejando a la vista la piel de esta y se desabrochó el blazer mostrándole así sus pechos adornados por un pequeñísimo crop top negro.

-Al igual que tu decencia, madame

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-Al igual que tu decencia, madame.- Respondió con la paciencia que no tenía ese día en particular, no después de estar prácticamente medio día esperando una señal por parte de Jacken respecto a la azabache que se negaba a salir de su mente. - Por favor baja de ahí y si vas a permanecer en mi oficina, siéntate en una silla. - dijo tomándose el puente de nariz.

-Oh vamos, Sesshomaru. - Tomó la mano del nombrado y dio un beso en el dorso de esta. - Sabes que podemos pasarla muy bien. - abrió descaradamente las piernas dejando que la abertura de la falda delatara más de lo debido para una dama, no conforme con su atrevimiento colocó la mano masculina en su piel desnuda.

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