Aquel niño

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Manjiro dejó la ánfora sobre el altar que había creado en casa para él. Se sentó en el suelo con una lata de cerveza en la mano. Comenzó a charlar con Takemichi tal como lo hacía en los tiempos en que todo estaba bien entre ambos.

-Sabía que lo que te estaba haciendo estaba muy mal -dijo tomando una de las fotografías del omega y acariciándola con suma delicadeza -Pero por más que intentara, no podía detenerme. Perdóname por haberte causado tanto sufrimiento.

Shinichiro salió de su habitación encontrándose a su hermano menor hablándole a la fotografía del difunto Takemichi. Verlo tan destrozado y arrepentido de sus acciones hacía que una gran parte de él se sintiera horriblemente culpable. Pero sabía que mantener el secreto era lo mejor para todos.

Se despidió de Manjiro antes de salir de casa e ir a su motocicleta. Su hermano salió tras de él con una tarjeta en su mano, pidiéndole comprar unas cuantas cervezas de regreso. Shinichiro tomó la tarjeta y asintió con tristeza al ver lo mal que se veía su hermanito.

El alfa mayor encendió la motocicleta despidiéndose nuevamente de Mikey antes de partir. Condujo a toda prisa hasta el hogar de Wakasa. Allí fue recibido por el omega quien miró hacia todos lados antes de cerrar la puerta una vez que Shinichiro entró a la casa.

-¡Wow! ¡Esto es increíble! -exclamó el alfa al ver a Takemichi caminando con algo de dificultad por la sala con la ayuda de un andador ortopédico -Lo haces muy bien, campeón.

Takemichi sonrió agradeciendo sus palabras. El omega se veía cada vez más saludable, a medida que iba ganando más peso y que iba dejando atrás las secuelas del castigo de Manjiro. Y todo eso se lo debía al gran trabajo que Wakasa y Shinichiro habían hecho para salvarle la vida. Ahora tenía una segunda oportunidad de poder seguir adelante.

El chico realmente estuvo muerto por unos cuantos minutos. Pero fue gracias al esfuerzo del personal en la ambulancia y la insistencia de Shinichiro, quien había subido a ésta junto al cuerpo de Takemichi, que pudieron reanimarlo. El alfa no había perdido la esperanza de poder salvarle. Gracias a Wakasa pudo mover algunos hilos dentro del recinto médico, y entregaron a Mikey el cuerpo cremado de un sujeto que había fallecido ese mismo día haciéndolo pasar como el de Takemichi.

Llevarlo a casa había sido fácil, y allí pudieron darle los cuidados que necesitaba para sobrevivir. Y fue durante el transcurso de su recuperación que hicieron el descubrimiento de algo que le pondría un poco de dificultad a su recuperación.

Takemichi logró llegar hasta el sofá y se sentó con mucho cuidado. Llevó su mano a su vientre, dejando escapar un suspiro de cansancio.

Shinichiro buscó en los bolsillos de su chaqueta un par de cajas de vitaminas. Se las entregó a Wakasa, quien se las daría al omega en sus correspondientes horarios.

-¿Cómo está ese pequeño milagro? -preguntó sentándose junto a Takemichi.

-Inquieto -respondió agotado -Demasiado diría yo.

Wakasa le entregó a Takemichi un tazón con lo que a simple vista podría parecer leche, pero que era una preparación especial para hacerle subir de peso y que además le entregaba lo que el bebé en su interior necesitaba para seguir creciendo.

-Lleva la mitad de los genes de Manjiro, por lo que no me sorprende que sea inquieto -dijo con una gran sonrisa -De niño no estaba nunca quieto.

-Era un verdadero dolor de culo -se quejó Wakasa esperando a que Takemichi terminara el contenido del tazón para llevarlo de regreso a la cocina -También era muy entrometido y curioso... Recuerdo la vez que nos interrumpió cuando estábamos cogiendo en el garage.

Shinichiro le pidió no continuar con la historia pues era muy vergonzoso recordar ese suceso. Takemichi comenzó a reír, pues Wakasa siguió profundizando la anécdota, ignorando por completo la petición del alfa.

-A pesar de todo, era un buen chico -comentó Wakasa al finalizar su historia -No sé en qué momento cambió tanto.

-Yo fui demasiado ciego -reconoció Shinichiro -Nunca vi nada raro en él. Jamás pensé que mi hermanito se convertiría en el monstruo que es hoy en día.

-Sólo se desvió un poco del camino -dijo Takemichi acariciando su vientre con cariño -Yo sé que en el fondo aún está ese niño inquieto, buscando la mano que lo regrese al camino correcto... Fue mi culpa por haber soltado su mano cuando todavía no lograba encaminarlo del todo.

Shinichiro miró a Wakasa con preocupación ¿Cómo podía Takemichi seguir guardándole cariño a Manjiro después de todo lo que le había hecho?

El omega mayor le pidió a Takemichi regresar a la habitación pues ya estaba siendo hora de administrarle sus medicamentos. El chico asintió con una gran sonrisa poniéndose de pie con ayuda de Shinichiro.





-Pudo pensar en tres posibles explicaciones -comentó Wakasa viendo a Takemichi dormir plácidamente en su cama -Manjiro lavó su cerebro muy bien, tiene un corazón enorme o cuando estaba chiquito se cayó de cabeza de la cama.

Shinichiro contuvo la risa a penas, mientras le pedía acompañarlo fuera de la habitación del menor de los omegas. Wakasa caminó con pereza tras de él.

-No seas cruel con él -dijo yendo directo al sofá, recostándose allí, esperando a que el omega se posicionara sobre él.

-Lo siento, pero de verdad me dan ganas de golpearlo cuando habla con tanto cariño de Manjiro -dijo molesto -Si hubiera estado en su lugar, habría aprovechado la primera oportunidad par asesinarlo.

Shinichiro le dió un toque en la frente con su dedo índice. El omega no se disculpó por sus palabras.

-Hoy me quedaré aquí... No quiero llevarle cervezas a Mikey -dijo cerrando sus ojos.

-Haz lo que quieras -murmuró el omega acomodándose mejor sobre él.

-Haz lo que quieras -murmuró el omega acomodándose mejor sobre él

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¿Bajo control? [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora