>> Hacía una semana desde la rápida huida de Kattegat al pequeño granero que había a unos kilómetros de allí.
Sin estar consciente de porque no volvían a su casa, la pequeña de casi 4 años, mantenía un juego con las manos de Hvitsserk. Se había acercado bastante a los hermanos, y ambos a ella; jugaban juntos llevándolos a tomar confianza, tanta que hasta dormían juntos.
Aunque el mayor de los tres aveces prefería jugar con otras cosas, los dos menores siempre querían luchar, llegando a agobiar al pequeño Ubbe.
En aquel momento, el rubio mayor se encontraba mirando a su hermano menor en los brazos su madre, quien lo estaba amamantando.
El trio estaba junto, sentados cama en la que usaban. Donde se habían echado para descansar un poco de la ronda de batalla que se habían abatido.
Gerda fue llamada por su madre, haciéndola saltar de su asiento y buscarla con la mirada. Corrió hacia ella al encontrarla, cuando la fuerte apertura de la puerta se hizo sonar en el lugar. Aquel era el Conde Ragnar, dicha aparición provocó un suspiro de alivio en cada uno de los presentes adultos.
La mujer se apresuró a salir del hogar con el objetivo de encontrar a su marido. Con el corazón encogido y desesperación en su cuerpo, aún mantenía sujeta a su lado a su hija.
Una semana entera con el corazón en la boca, tratando de no transmitírselo a su hija; a la que veía feliz compartiendo una inocente amistad con los ragnarson. Por las noches hacía un esfuerzo por no llorar de la angustia de saber si estaba o no su esposo vivo.
Preguntas la abruman y sin dejar de hacer sus quehaceres, mantenía siempre la vista en el horizonte esperanzada de ver al ejército de Ragnar, con Alvis marchando tras de él; pero como temía hasta ahora, nunca se hizo realidad aquellas alucinaciones.
Vio a lo lejos al ejército acercarse a paso medio apurado, pero no logro verlo a pesar de ser un hombre atemorizante ante la vista. Tan alto como un árbol y tan grande como un oso pardo, fuerte como un centenar de hombres.
Un hombre tan destacable que no podía pasar de la vista de la mujer, no quería creer que tan buen guerrero cayera en batalla, no ahora dioses.
El paso de los hombres estaba llegando a su fin y sin rastros de él.
Hasta que vio un pequeño grupo viniendo aún más lento que el resto, traían una camilla con cuatro grandes hombres sujetando la misma.
Un sollozo salió con dolor y felicidad de su garganta, llevando ahora aquella mano aferrada a su vestimenta a su boca para frenar aquellos ruidos. Tiro de su hija para acercarse a la camilla y confirmar lo que veía.
Alvis se encontraba herido pero conciente, quien le dedicó una amplia sonrisa a su hija que lo miraba con angustiante preocupación. Le acaricio su pequeña cabeza, mirándola fijamente a los ojos antes de mirar a su mujer ahogada en lágrimas.
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𝐷𝑎𝑢𝑔ℎ𝑡𝑒𝑟 𝑜𝑓 𝑉𝑎𝑙𝑘𝑦𝑟𝑖𝑒𝑠 [ Hvitserk Ragnarson ]
Fanfiction𝙐𝙣𝙖 𝙥𝙚𝙦𝙪𝙚ñ𝙖 𝙣ó𝙧𝙙𝙞𝙘𝙖 𝙨𝙚 𝙙𝙚𝙟ó 𝙞𝙣𝙨𝙥𝙞𝙧𝙖𝙧 𝙥𝙤𝙧 𝙨𝙪 𝙥𝙖𝙙𝙧𝙚 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙗𝙞𝙧 𝙨𝙪 𝙙𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙤, 𝙖 𝙥𝙚𝙨𝙖𝙧 𝙙𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙙𝙞𝙤𝙨𝙚𝙨 𝙮𝙖 𝙩𝙚𝙣í𝙖𝙣 𝙖𝙫𝙚𝙣𝙩𝙪𝙧𝙖𝙨 𝙥𝙡𝙖𝙣𝙚𝙖𝙙𝙖𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙖 é𝙨�...