Los últimos días he conseguido hablar con mucha más gente. Sobre todo he empezado a hablar más con Iván. En una semana son los exámenes de la evaluación inicial. Hay que estar a tope.
Pero no estoy nerviosa por los exámenes, si no porque Javi le ha dicho a Iván para ir a estudiar mate a la biblio y he conseguido acoplarme al plan.
Definitivamente Iván me gusta, y mucho. Es muy majo, más de lo que yo pensaba incluso, y bastante alegre.
Quiero que llegue ya la tarde para poder verlo, a ver como es fuera de clase. Además estará Javi y así no estaré tan vergonzosa.
Aunque con Iván estoy consiguiendo ser muy natural. Intento caerle bien.
Cuando llegué a casa, me zampé la comida en 0, y empecé a pensar que ropa me pondría. Quería ir algo más mona que cuando voy a clase, pero sin pasarme.
Mi madre me notó ilusionada y me preguntó que a dónde iba. Le conté que iba a estudiar con Javi y un chico de clase, pero no le puse demasiado énfasis a ese detalle.
Cogí el bus y fuí al centro, dónde habíamos quedado. Cuando por fín los ví, fuí hacia ellos con una amplia sonrisa.
Iván llevaba una mochila de futbol. Supuse que luego iría a entrenar, así que le pregunté. -Si, luego tengo entranamiento.- Dijo tímido.
Sabía que le gustaba mucho el fútbol porque ya lo había comentado varías veces en clase. Por desgracia para mi, era del barsa.
Yo me había hecho del madrid porque de pequeña mi abuela me había convencido de ellos. Así que tampoco me había planteado ser de otro equipo.
Pero bueno, para mi no suponía un gran problema, espero que para él tampoco. Fuimos a una biblio cercana y estuvimos toda la tarde soltándonos vaciladas. Me hizo reir varías veces y yo a él. Me lo estaba pasando genial.
De repente dijo que tenía que irse a entrenar. Me dió bastante pena que se fuera. Entonces por alguna razón me tiró un cordón de sus botas de fútbol.
Lo cogí y empezó a decir que se lo devolviera, que lo necesitaba para entrenar. Después de que estuviese unos 5 minutos rogando, se lo devolví. Javi y yo nos despedimos de él y nos fuimos a dar una vuelta y a comentar la situación.
Algún día nos darían un reconocimiento a las mejores marujas de todos los tiempos.
Esa semana eran los exámenes, asique empecé a estudiar el mismo sábado. No salí de casa en todo el finde.
Había hablado unas cuantas veces por whatsapp con Iván durante el finde. Cada vez que llegaba un mensaje suyo me ilusionaba un montón.
La primera vez que me habló me preguntó de que me reía en clase con Fátima. Le dije que de chorradas nuestras, aunque en realidad nos reíamos de tonterías sobre él y vaciladas que Fátima me hacía.
Y desde entonces hablabamos cada vez más.
Cuando llegó el Lunes, me levanté con muchas ganas, a pesar de que había exámen de bio.
Al llegar a clase ví a Iván y fuí a saludarlo. Me dijo que tenía que darme algo.
Entonces sacó de la mochila el cordón de la zapatilla de fútbol que me había tirado el viernes. Le había escrito Laura y una carita sonriente.
-¿De verdad me lo vas a dar? Yo... Gracias.- No podía parar de sonreir. ¡Su cordón! Me lo até a la muñeca. -No me lo quitaré- Le dije.
-No te precupes, usaré otro cordón, uno verde, prefiero que este lo tengas tú.- Su sonrisa era preciosa. También sus ojos. Eran de un color marrón oscuro muy bonito. Vino la profe y me fuí a mi sitio.
Llevaba toda la clase mirándolo. Me empezaba a gustar de verdad. Esa tarde ibamos a quedar en una biblioteca de mi barrio los dos solos para que le ayudara con mate. No dejé de pensar en ello en toda la mañana.
Veía como me miraba. Y además, me había dado su cordón. Empezaba a pensar que yo le gustaba. Ojalá fuera cierto.
Fueron siete horas horriblemente largas, aunque lo que tenían de bueno es que veía a mis amigos y a Iván.
-Ey Iván, ¿a las 5 no?- Dije mientras salíamos por la puerta.
-Claro, hasta la tarde.- Su sonrisa otra vez.
No paré de repetirle a Javi lo nerviosa que estaba de camino al bus, y él, no paraba de reirse.
Aproveché hasta las 4:30 para adelantar algunos deberes. Me duché, me cambié de ropa y fui hasta el parque dónde habíamos quedado.
Cuanto más cerca estaba, más nerviosa me ponía. Cuando giré la calle, vi una figura sentada en un banco y una bici. Por culpa de la maldita miopía no supe si era él hasta que estuve mucho más cerca.
Y efectivamente, allí estaba él. Y había llegado pronto...
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Quiéreme...
RomanceLaura no es más que una chica del montón con una vista muy pesimista sobre los chicos y el amor. Pero lo que no sabe es que el destino le tiene algo preparado que hará que su vida de un giro de 365°.