Capítulo 2.

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2| Tan solo un segundo...

~Lonely ~Akon.


Liam Hazelwood.

April habla como un loro al lado mío mientras yo sonrío, desde que la conocí, siempre ha sido insoportable en la forma de hablar.

—¿Y sabes lo qué me hizo ese perro? ¡Me mordió porque quería comerse mi salchicha! —exclama, horrorizada— Pero no me importa, igual pude comerme mi salchicha.

—Wow, tu vida en Estados Unidos ha sido tan diferente —expreso con sarcasmo—. ¿Extrañas Inglaterra?

—Qué decirte, nací aquí y viví todos mis años de vida en este lugar. Pero creo que allá he tratado de adaptarme.

—¿Por qué simplemente no regresas?

Ella sonríe y ruedo los ojos, ya viene con sus chistes.

—Ya sabía que me extrañabas, pequeño cucarachón sentimental.

—Eres mi amiga, pues obvio que lo hago —suspiro—, no obstante, entiendo que tengas tu vida allá, especialmente a ella.

Mi semblante divertido desaparece y ella lo nota, mostrando un deje de incomodidad.

—¿Por qué no conoces a nuevas personas? Eres increíble, Liam. Una gran persona con un corazón muy bonito y...

—¿Y eso de qué me sirvió? —la interrumpo de forma brusca y me estaciono frente al hotel en el que se va a quedar— A pesar de ser "bueno", ella prefirió a otro. Y yo pensé que podíamos tener un futuro, ¿sabías? Pero ella siempre hablaba de él antes de que fuéramos pareja. Siempre fue él.

April sabe perfectamente que este tema me pone de mal humor. Y más, que en dos años yo no haya superado todo lo que ha pasado, mientras que ella ya tiene su familia y yo sigo aquí, estancado.

—¿Me acompañarás arriba? —pregunta, cautelosa— Entiendo que no quieras.

—Te ayudaré y me iré, tengo que hacer algunas cosas en casa.

Bajamos de mi auto —que, por cierto, no me robaron y compré ruedas de repuesto—, y sostuve su maleta para subir a su habitación de hotel.

Y claro, tiene que estar en uno de los últimos pisos, que son los más lujosos.

Le conseguí algunos contratos a April y pudo ser una de las protagonistas de una serie de romance. Ha conseguido mucho éxito.

April abre la puerta de la habitación y entro con su maleta, cabizbajo. Suelta un grito de indignación y me fijo en ella.

—¿Por qué rayos hay dos camas? No me digas que pensaron que Alara iba a venir.

—Bueno, al menos puedes saltar de cama en cama...

—¡Sorpresa!

Ambos dimos un respingo del susto, bueno, yo di un respingo del terror y asombro. Mi corazón se detuvo, y no por el susto, sino porque la chica frente a mí, de la nada, tuvo la misma cara al verme por igual.

Los Amores Jodidos de Liam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora