¿Creo que soy lesbiana? ✔

2

Verónica y yo solíamos hacer muchas fiestas de pijama los viernes por la tarde, donde también aprovechamos para hacer deberes o estudiar, ya que mis padres siempre se iban de viajes de trabajo los fines de semana. Primero, alrededor de la 19 o 20 de la tarde, nos ponemos a cantar karaoke a todo pulmón con las luces de la habitación apagadas, con el altavoz a todo volumen iluminándonos con sus luces, simulando así una discoteca. Tiempo atrás, Verónica y yo creamos una Playlist llamada "viernes por la noche" y esa era la que ponemos siempre. Ahí están algunas de las canciones que nos gustan tanto.

Después, siempre solemos pedir una pizza para cenar con los bordes de cheddarpeño ya que nos gustan mucho. Mientras la pizza llega, empezamos a elegir la película o si no nos ponemos a jugar algún juego de cartas o de mesa. Cuando la pizza por fin llega, preparamos la mesa y montamos el sofá cama donde siempre solemos dormir, lo llenamos todo de almohadas y mantas y entonces es cuando empezamos a cenar y ver la película.

La mayoría de veces, apoyo mi cabeza sobre el regazo de Verónica, mientras ella me acaricia el pelo suavemente, yo me voy quedando dormida. Así hasta que termina la película, Verónica apaga la televisión y las dos nos quedamos dormidas mientras nos abrazamos.

Hoy era viernes por la tarde y no era ninguna excepción. Invité a Verónica a mi casa y ella vino preparada con el altavoz y un paquete de palomitas de esas que se meten al microondas. Preparamos las palomitas y mientras se calentaban, conectamos el móvil mediante Bluetooth al altavoz. Después de luchar a muerte en una batalla de canto, pedimos la pizza y nos sentamos en el sofá cama mientras comemos palomitas y elegimos una película. Después de ojearnos casi todas las películas, decidimos poner la de Con amor, Simon.

Simon cuenta que tiene un secreto, que es gay. Encuentra un post en la web de su instituto de alguien diciendo que también lo es y Simon empieza a hablar con él. En ese momento me siento un poco incómoda, miró un poco de reojo a Verónica, pero ella parece estar muy interesada en la película mientras se llena la boca de palomitas. Rio por lo bajo ante esa imagen y decido tumbarme encima de la tripa de Verónica pensativa. Entonces suelto;

— Oye Vero — así es como la llamo a veces, ella se gira y me observa con atención — ¿Alguna vez habías pensado en que podrías ser lesbiana? — ella parece incomodarse ante la pregunta y se encoge de hombros.

— No sé, supongo — dice apartando un poco la vista intentando no hacer contacto visual, después vuelve a mirarme a los ojos y pregunta — ¿Y tú?

Esa pregunta me había cogido por sorpresa, ¿qué le iba a decir? ¿que llevo todos estos meses dándole vueltas al asunto? ¿Que creo que me gusta ella? Verónica al ver mi expresión de asustada levanta una ceja, yo simplemente trago saliva con dificultad y ella pone en pausa la película. Me mira un poco preocupada, yo abro y cierro la boca repetidas veces, pero no me sale ninguna palabra, entonces digo;

— Cr-creo que sí.

Ella se queda mirándome, mantenemos el contacto visual. En ese preciso instante me parece que no hay nada a nuestro alrededor, parece que el tiempo no corre y que nosotras flotamos en la nada mientras nos miramos sentadas en ese sofá. De repente, siento que me dejo llevar y las dos empezamos a acercarnos lentamente la una a la otra, nuestras manos también se acercan y justo cuando nuestros dedos estaban a punto de rozarse y cuando nuestras caras estaban lo suficientemente cerca como para poder contar cada pequeña peca de su cara, suena el timbre. La pizza, lo había olvidado. Nos separamos instintivamente sin saber muy bien lo que acababa de pasar.

¿En serio nos íbamos a besar? ¿Y si la pizza no hubiera llegado? ¿Nos hubiésemos besado? Subo las rodillas encima del sofá y las abrazo con mis brazos, después escondo la cabeza entre ellas avergonzada. Verónica recibe al repartidor y coge la pizza, después de pagar, cierra la puerta y la coloca en la mesa. Me mira un poco preocupada así que me pregunta;