Capítulo 22

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Jay abrió la puerta llevándose la sorpresa de encontrarse a su hijo mayor frente a ella.

—¡Llegó por quien lloraban, familia! —gritó Luka alegremente mientras se adentraba con un cálido abrazo de su madre.

—Luka, cariño, que sorpresa. No nos avisaste —apretó a su hijo con fuerza contra su pecho.

—Quería darles una sorpresa, mamá —se apartó y enderezó al haberse agachado para permitir que su madre lo apretujase. Miró a su alrededor y silbó— Vaya, tal y como la última vez... ¿Y bebé Lou dónde está? —volvió a mirar a su alrededor en su busca.

—Oh, en su habitación... con su novio.

—Ah, qué bueno, iré a... ¡¿qué dijiste?! —abrió sus ojos en demasía y miró a la mujer, incrédulo.

—Que está con su novio en su habitación —repitió con diversión.

—¡¿Novio?!, ¡mamá! ¿Louis?, pero... ¡aún es un bebé! —negó con la cabeza rápidamente y miró en dirección de la habitación de Louis, volvió a negar— No, no, no. Yo esto debo verlo —se dirigió con rapidez al borde de las escaleras dejando atrás su equipaje.

—¡Hey, espera! Recuerda que sigo siendo tu madre, jovencito. Y si yo le permito tener novio a tu hermano tú no debes meterte —lo señaló en advertencia.

—Pero, mamá —se quejó y removió en su lugar— Lo quiero ver que tal es, ¿okey? No haré nada malo...

Mentira.

—¡No te comportes como un sobreprotector! —gritó Jay al ver como procedía a subir las escaleras con rapidez.

Subió sigilosamente para ver lo que sea que estuviesen haciendo ¿novio? ¿su hermanito pequeño y delicado con novio? Inaceptable, nadie lo merecía y él se encargaría de analizar bien a ese chico. De algo tenía que servir su carrera.

Se acercó a la puerta con lentitud y agarro el pestillo deteniéndose a tratar de escuchar algo.

—Bebé...

Apenas pudo escuchar una voz gruesa y lenta. Podía jurar que se asemejaba a un gemido lo que lo hizo apretar los dientes y girar el pestillo, dándole un empujón a la puerta.

No se abrió.

¿M-Mamá?

Ahí estaba, la voz nerviosa del que considera aun su pequeño hermanito.

—Soy yo, Lou. Luka, ábreme —trató de utilizar un tono amigable y cariñoso aunque se moría por exigir que le abriese.

¿Qué hacían con la puerta cerrada? ¿su madre permitía eso? Escuchó ruidos extraños, cosas moviéndose de lugar nerviosamente y casos apresurados.

¡Y-Ya voy! —se escuchó un nuevo golpe y un quejido de Louis— ¡Auch!

Amor, ¿estás bien?

Luka rodó los ojos, impaciente.

—No tengo todo el día, LouLou. Quiero verte, te he extrañado mucho...

El click en la puerta lo detiene y al ser abierta sabe que, si en algún momento dudó de las palabras de su madre, ya no.

Con casi horror ve a su pequeño hermano despeinado, sonrojado y con el pijama arrugado. Cuando este se abalanzó sobre él para abrazarlo siente un perfume diferente, no era dulce, era fuerte e intenso, varonil.

—No sabía que vendrías, Lu —se apartó y volvió al marco de la puerta donde intenta tapar su vista hacia el interior de su habitación.

—Oh, bueno, es que quería hacerte una sorpresa, pero al parecer la sorpresa me la has dado tu a mí —intentó ver detrás del castaño, pero este entorna más la puerta.

¿Cliché?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora