DOS

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—¿Qué? —fue lo único que salió de los labios de Percy cuando Nico dijo que Annabeth se había llevado a nuestra hija.

—¿Cómo que Annabeth se la llevó? —Me gire hacia Grover—. Tú me dijiste que ella estaba muerta.

Con mis palabras todos miraron a Grover con aire acusador.

—¿Por qué le contaste sobre Annabeth? —Percy parecía ligeramente molesto cuando hablo.

—Yo se lo pregunté —dije sin querer que Grover se metiera en problemas por mi culpa—. Yo le insistí en que me hablara de ella, porque no entendía quién era Annabeth —mi voz se cortó—. Ni porque cada noche murmurabas su nombre en sueños.

—Renie...

—No —alce las palmas de mis manos—. No quiero que te disculpes o trates de darme alguna explicación. En este momento lo único que quiero es recuperar a mi hija. Así que haz lo que sea necesario para traerla de vuelta.

Todos se quedaron en silencio mientras nos observaban. Nadie se atrevió a hablar esperando la respuesta de Percy. Sé que él quería decir algo al respecto, pero mi mirada lo detuvo, así que concentro su mirada en Nico.

—Nico, ¿estás seguro de lo que dices? Ella —la expresión de Percy cambio al caer completamente en la noticia de que Annabeth al parecer estaba viva—, murió.

—Realmente nunca vimos su cuerpo —Nico explicó—. Cuando ella cayó sola a ese lugar asumimos que había muerto y su alma había quedado atrapada ahí, pero no fue así.

—Entonces —Hazel murmuró, pareciendo conmocionada—, estás diciendo que Annabeth pasó todos estos años atrapada en el tártaro.

¿Tártaro? Siento que no estoy entendiendo de que hablan.

—Sí, y eso es lo que me preocupa —Nico se detuvo—. Yo estuve en ese lugar por unos días y casi acaba con mi cordura, no sé qué pudo haberle hecho a Annabeth pasar doce años ahí.

—Es obvio que ella cambió, porque la descripción que Renie nos dio no encaja mucho con la Annabeth que nosotros recordamos —mencionó Jason.

—Ella debió haber sufrido mucho —Percy murmuró casi para sí mismo. Él ya parecía afectado desde que se enteró de la desaparición de nuestra hija, pero ahora él se veía destruido. Casi como si el dolor de todos estos años le hubiera caído encima de la nada.

No me gusta verlo así.

—Pero, no entiendo —Grover parecía confundido, como si se negará a aceptar que Annabeth y la mujer que se llevó a mi hija eran la misma persona—. ¿Por qué se llevó a Aly? ¿Cuál es su objetivo?

—Creo que eso es obvio —Will respondió.

—¿Qué es obvio? —dije sin poder ocultar la amargura y el coraje que estaba sintiendo en este momento.

Will no me miró, en su lugar posó sus ojos azules sobre mi esposo.

—Quiere que Percy la busqué.

Las palabras de Will se sintieron como si me hubiera dado un puñetazo... Ella se llevó a mi hija y ahora pretende hacer lo mismo con Percy.

En ese momento Percy parecía salir del dolor en el que se había quedado consumiendo. Tomó su chaqueta y sin decir nada se dirigió a la puerta.

—¿A dónde vas? —mi pregunta sonó amarga.

Percy se giró un segundo, sus ojos verdes siempre me había parecido muy transparentes respecto a sus emociones, pero en este momento no sé qué está pasando por su cabeza.

—Voy a recuperar a Aly.

Y a buscarla a ella, pensé sin atreverme a decirlo en voz alta. El miedo me invadió.

Percy es esa clase de persona que incendiaria el mundo por quien ama. Sé que Aly es su vida, pero ella... A Annabeth la ha amado en silencio durante años y ahora se siente culpable por algo que no entiendo.

Tengo miedo de lo que pueda pasar si ella se niega a devolverle a mi hija. ¿Percy sería capaz de ir en su contra para traer de vuelta a mi bebé?

—Percy... —avance un paso hacia él—. Prométeme que harás lo que sea necesario para traer a Aly devuelta, sana y salva.

—No te preocupes. Aly va a estar bien —su mirada era indescifrable—. Juro por el río estigio que la traeré de vuelta.

Un trueno sonó en la distancia. Los chicos parecieron sorprendidos con su juramento, aunque yo no entendí por qué.

Percy se fue. Sus amigos insistieron en quedarse conmigo hasta qué él volviera. Y entre más pasaba el tiempo, la angustia más amenazaba con acabar conmigo.

—Renie, porque no descansas un poco —Will me dijo después de horas—. Ya es muy tarde.

—No, no voy a moverme de aquí hasta que pueda ver a Aly otra vez.

Para este punto, los amigos de Percy me lo habían contado todo. Todo lo que Percy jamás tuvo la confianza de decirme sobre él.

Ahora muchas cosas tenían sentido para mí, pero al mismo tiempo era darme cuenta de que el peligro al que Aly estaba expuesta era un mayor de lo que pensaba.

En un mundo lleno de dioses y monstruos todo podría pasar. Las horas continuaron su curso, el amanecer llegó y mi angustia se ausentó aún más.

—¿Qué estará pasando? Percy ya ha tardado demasiado... Será que —la idea me golpeó casi rompiéndome— les ocurrió algo, y si esa mujer le hizo daño a Percy o a mi hija.

Los chicos me miraron, pero la única que trato de tranquilizarme fue Hazel, ella se sentó a mi lado.

—Tranquila Renie. Percy y Aly están bien, lo sé —dijo mirando a Nico.

Era extraño verlos ahora y saber que ambos eran hijos de dioses. Personas que tenían poderes más allá de mi comprensión, que incluso podían sentir a la misma muerte.

Hazel tomó mis manos. Me miró con sus cálidos ojos como el ámbar.

—Sí, en Annabeth aún hay, aunque sea un poquito de la chica que conocí, te aseguro que no le haría daño a Aly y mucho menos a Percy.

Sus palabras no me tranquilizaron ni un poco.

Las horas continuaron pasando hasta que llegó la media mañana y entonces Percy volvió. Un enorme e inexistente peso se desvaneció de mi espalda cuando lo vi entrar con Aly en brazos.

Inmediatamente, fui hasta ellos, tomé a Aly en mis brazos. Mi hermosa bebé estaba dormida y parecía estar perfecta.

—Aly está bien —Percy murmuró para mi tranquilidad.

Abracé a mi hija contra mi pecho. Había sido tanta angustia el pensar que no la volvería a ver.

—Percy, ¿la viste? —Más allá de mi Grover pregunto a Percy.

Lo miré en silencio también queriendo saber lo que había pasado.

—Sí, Aly estaba con ella.

—¿Y qué pasó? —Fue Hazel la que preguntó—. ¿Dónde está Annabeth?

Desde que Percy había entrado, una sombra de tristeza se reflejaba en sus ojos. Algo grave pasó para dejarlo así.

—Annabeth... Hace años la habría escogido a ella sobre quien fuera sin pensarlo —respondió sin mirar a nadie en específico—, pero no ahora sobre mi hija. Annabeth volvió a donde pertenece.

Eso fue todo lo que Percy no dijo antes de marcharse a la habitación. Era tan claro que él ya no quería hablar más.

Renie (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora