CUATRO

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Después de arrojarme contra el sillón, Annabeth le dio un beso en la cabeza a Aly y la dejó en su cuna. En ese momento quise ponerme de pie, pero algo invisible me lo impedía, así que solo forcejeé contra esa fuerza tratando de levantarme.

—Dije, que te sentaras —ella me dio una mirada fría mientras arropaba a Aly. La fuerza que me sujetaba al sillón me aplastó con más presión. No lo suficientemente para dañarme, pero si para impedir que me moviera.

Annabeth se volvió hacia mí.

—Hace doce años, hubo una guerra que nos llevó a las tierras antiguas. —Supongo que ya debes saberlo—. Durante aquella misión tuve que tomar mi propio camino y terminé cayendo al Tártaro.

—Ya sé todo eso — murmuré con los dientes apretados—. Te hubieras quedado ahí.

Annabeth me dio una mirada de odio puro.

—A lo que quiero llegar no es a eso, sino a lo que sucedió antes de mí "pequeño accidente". No sé si te lo dijeron, pero antes de ese viaje, Percy desapareció seis meses y fueron una completa agonía para mí... Llegue a pensar que había muerto —su mirada se llenó de tristeza—. Pero al final apareció y nos reencontramos para iniciar ese viaje.

Ella se quedó en silencio como si estuviera recordando aquellos momentos.

—Sabes, lo había amado desde que era una niña —sonrió diminutamente—. Y volver a verlo fue sacar un cúmulo de dolor que tenía enterrado en el pecho. Estar otra vez juntos fue maravilloso, pero sé que no quieres que te cuente a detalle todos los momentos dulces que viví con él, así que iré al grano.

—Gracias —murmure con ironía.

—Bien, cuando supimos de mi misión en solitario, Percy no quería que fuera sola y me fue difícil convencerlo de que tenía que ser así, pero ese no es el punto, sino lo que sucedió la noche antes a que nos separáramos.

Sus encuentros amorosos eran lo último que quería escuchar.

—Esa noche de alguna manera algo me decía que quizá no lo volvería a ver... Así que no pensé demasiado en las consecuencias cuando decidí entregarme a él —suspiró—. Y al día siguiente lo último que vi de él fue su mirada rota mientras me veía caer sin poder hacer nada para evitarlo... Caí al tártaro, y créeme que no es un lugar agradable, es el infierno mismo, un lugar de muerte donde la vida no prospera, y por eso mi pequeña Hope no pudo nacer ahí.

Annabeth se giró hacia la cuna.

—Estando ahí no tenía noción del tiempo, cada momento era un infierno y una lucha por sobrevivir, pero poco a poco me di cuenta de que una pequeña luz creía en mi vientre, y ella se convirtió en mi esperanza para sobrevivir.

—Ya entendí —exclamé—, ya me quedo claro que te acostaste con él y quedaste embarazada... Perdiste a tu hijo en ese lugar, ¿no así? Y ahora estás tan obsesionada con eso que buscas creer que mi hija es ese bebé que perdiste.

—Cállate y escucha, porque tu pequeña cabecita mortal no es capaz de concebir por si sola lo que sucedió... La magia del mundo que te rodea va más allá de lo que tú puedas imaginar.

Vaya, esta mujer está completamente loca.

—Entonces explícame cómo es posible que Aly sea tu hija si eso sucedió hace años. Por favor, no te mientas a ti misma. Deja de ser una ilusa.

—Aquí la única ilusa eres tú —dijo volteando a verme, dio un paso hacia mí—. Pobrecita, estás tan ilusionada con conseguir que Percy te ame, cuando te ha demostrado de una y mil maneras que nunca lo hará.

Renie (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora